Los canes también caminan a Fisterra

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CARBALLO / LA VOZ

FISTERRA

Jorge Parri

Faltan servicios para los perros que peregrinan con sus amos y se extravían muchos

17 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

A Michele Bardan y a Athos no les quedó más remedio que echarse de nuevo a caminar para volver a Parma, de donde salieron el 15 de febrero. El estudiante italiano pretende volver a Santiago, donde confía en poder subirse en un tren con su perro lobo checoslovaco, que apenas tiene un año, pero que ya es enorme. No pudo llevarlo en el autobús porque no cabe en un trasportín y no quería que fuera en la bodega y por esa misma razón tampoco regresará en avión y lleva casi desde que salió durmiendo en tienda de campaña. En Fisterra pudo quedarse en el albergue Cabo da Vila. Alexia Benlloch le dio una habitación individual para que el chico y su mascota, una raza cruzada de pastor alemán y lobo de los Cárpatos, pudieran descansar.

Michele Bardan asegura que el recorrido ha sido especialmente duro y se queja de que apenas hay servicios para los animales y que han sido muchos los peregrinos que le han preguntado por los pormenores del viaje, porque se plantearon también hacer el camino con un animal, pero tuvieron olvidarse de ello.

«Hay mucha gente que por su edad o su condición física no puede permitirse dormir en una tienda de campaña», explica el joven, que a pesar de sus 23 años llegó muy cansado a Fisterra. También Athos, que a pesar de su gran fortaleza física ha tenido que enfrentarse al sol, pero también al hielo y a la nieve. «Le duele una pata», explica.

Michele inició la ruta para sobreponerse a un pérdida en la familia y desde el primer momento tuvo claro que lo haría acompañado de Athos, cuyo aspecto ha ido llamando la atención por todo el Camino. «Tengo mucha curiosidad por el ver el faro, significa mucho porque he estado mucho tiempo fuera de casa», explicaba al llegar a Fisterra. Fue una amiga de la familia la que le habló de la localidad y él quiso saber «lo que sentía la gente cuando creía que había llegado al fin del mundo».

Abandonos al terminar al ruta

Es poco habitual que los peregrinos hagan la ruta acompañados de mascotas, pero tampoco es tan raro. Mucho más frecuente es que los caminantes acaben siendo seguidos por perros que encuentran en las aldeas. «Danlles un cacho de pan ou fanlles un conto e xa os teñen atrás. Cando chegan aquí avisan de que o can non é deles, que os veñen seguindo e temos a mala sorte de que a maior parte non teñen microchip», explica el primer teniente de alcalde Kuka Sar.

El Concello se hace cargo de atender a los animales enfermos y los demás van para protectoras. Pide el edil a los peregrinos que no permitan a los perros que los sigan y que intenten localizar al dueño, porque el can termina perdido. El último que apareció había desaparecido tres meses antes de Pontevedra. Tenía microchip, pero el número había sido cambiado, por lo que el Concello se puso en contacto con la Policía Local de la ciudad y volvió con su dueño. Ese can había llegado siguiendo a un peregrino. La mayor parte de los caminantes no pueden hacerse cargo de los perros cuando regresan.