O Semáforo de Fisterra ve la luz de nuevo tras dos años entre tinieblas

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE / LA VOZ

FISTERRA

FERREIRO

Con una inversión que rozará los 600.000 euros, apuesta por la calidad y el entorno

02 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Adjudicaciones polémicas, dos años de cierre en el que el deterioro acumulado era más que notable y un largo conflicto político, administrativo e incluso judicial. Todo eso ha quedado atrás y O Semáforo de Fisterra vuelve a ser, de la mano del empresario Jesús Picallo, y particularmente de su hijo Jacinto, un negocio hostelero de alto nivel en el que mañana se hospedarán los primeros clientes.

La ubicación del antiguo centro de señales marítimas, en pleno Cabo Fisterra, continúa siendo su principal activo, sobre el que las firmas Pquliar Consulting y Gonzalo Liñeiro Decoración, entre otras muchas empresas, han desarrollado un proyecto completamente nuevo en el que «todo o que se podía cambiar, cambiámolo», como dice Picallo, y que emplea el propio entorno como temática conductora. Así, las cinco habitaciones de las que consta, con hidromasaje y otros servicios de lujo, llevan los nombres de Os Faros (Se pueden ver desde ella el de Fisterra, el Cee y el de las Lobeiras), Os Naufraxios, Os Ventos, O Semáforo y Stelae (por su óptima situación para observar las estrellas) y están decoradas todas con elementos propios de cada concepto: mesitas de noche con forma de faro, alusiones a los pecios hundidos, vinilos paisajísticos,...

La cafetería y el restaurante, con capacidad para medio centenar de personas, están pensadas desde para servir desayunos hasta para organizar actos sociales, como el previsto para después del puente de la Constitución, cuando se llevará a cabo la inauguración oficial, y todos los elementos completamente nuevos, salvo aquellos que, por cuestiones estéticas o patrimoniales -caso de las ventanas- no pudieron ser sustituidas.

«A verdade é que o deterioro que nos atopamos era moito maior do esperado. Por iso teño que agradecerlle ao equipo de goberno de Fisterra a colaboración total que tivemos e que entendesen a situación», señala Picallo, que no da el proyecto ni mucho menos por terminado. De hecho, el siguiente paso es la puesta en marcha de un centro de interpretación de los valores propios del entorno y la actuación en las dos terrazas, que están pendientes de los permisos de Patrimonio. De hecho, esta misma semana hubo una reunión al respecto en la Xunta, de la que todavía no ha trascendido el resultado, y el arquitecto César Portela, autor en su día de la restauración de O Semáforo, se encuentra al frente de las cuestiones técnicas.

Como explica el empresario, los más de 200.000 euros que ofertaron como mejoras para hacerse con la concesión van a quedar casi en una anécdota, porque calcula que el gasto total, cuanto tengan todo acabado, se irá a cerca de los 600.000. De hecho, solo en el acondicionamiento de O Refuxio ya invirtieron más de 50.000 y están pendientes de una subvención importante del GALP que, en caso de llegar, será después de que hayan realizado ellos el desembolso económico.

«Está mal que o diga eu e cartos non sei se gañaremos, pero penso que si imos facer algo moi bonito», resume Picallo, a quien le gusta especialmente el mirador de la cafetería porque «chama moito a atención».

Con esta intervención Fisterra recupera un activo muy importante; no en lo numérico porque son solo cinco habitaciones en una localidad que supera ya las 1.000 camas, pero sí en lo simbólico, porque se trata de un edificio emblemático para el pueblo. Además, se trata de una fuente de ingresos importante para el Concello que en este tiempo de cierre ha dejado de percibir más de 20.000 euros.