El patrimonio inmaterial y el sumergido redobla el abandono de los elementos físicos

La Voz

FISTERRA

El gobierno local fisterrán dice tener un plan, que incluye la regularación del acceso al cabo Fisterra o la recuperación de los castros

11 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Si los bienes físicos adolecen de una dejadez más que patente, el caso del patrimonio inmaterial o del que está sumergido a solo unos metros de la costa resulta verdaderamente desolador.

Los pecios hundidos, que tantos especialistas ven como un recurso cultural, educativo y económico que no hay casi en ningún otro lugar de Europa, a lo más que han llegado recientemente es a que el GAC 4, APTCM y el Concello de Fisterra lanzasen en vísperas de las elecciones el programa Galician Seas Shipwrecks, tan apresurado como desapercibido.

En cuanto a los bienes más intangibles y frente a las dramatizaciones o las explicaciones técnicas que proliferan en otras latitudes, son legión los peregrinos que se van de Fisterra sin conocer más que de pasada, en el mejor de los casos, la leyenda del Ara Solis. Muy probablemente abandonen la localidad sin que nadie les muestre que en la cumbre del monte Facho hay dos grandes bolas graníticas que la tradición asocia con la Virgen y con su descanso mitológico en esos lares. Las que Enrich Lassota escribió en 1581 que «no se pueden retirar ni con varios pares de bueyes, pero se pueden mover con un dedo». Por supuesto tampoco se llevarán con ellos el relato en el que el caballero navarro Julián Íñígo de Medrano recogió en 1583 la leyenda de la Orca Vella, aquella mujer «bárbara, vieja y fea» que llegó a vivir 176 años y que le traía la muerte a cualquiera que la veía.

Para todo eso el gobierno local dice tener un plan, que incluye la regulación del acceso al cabo Fisterra o la recuperación de los castros, pero que, a día de hoy, sigue siendo solo de papel.