Más de 60 años fiel al verano de Fisterra

FISTERRA

María Concepción, ayer (sentada, primera por la izquierda), con su familia y la familia del Lestón.
María Concepción, ayer (sentada, primera por la izquierda), con su familia y la familia del Lestón. jorge parri< / span>

María Concepción Rodríguez Turpín visitó la localidad por primera vez en 1947 ydesde entonces volvió siempre

29 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

María Concepción Rodríguez Turpín, Maruja, madrileña, cumplirá el 4 de diciembre 94 años. Nació en 1921. En 1947 se casó con Manuel Lado, un fisterrán que había conocido justamente en Madrid cuando él hacía la mili. Desde aquel año de la ceremonia, y con la residencia fijada en la capital, veranearon siempre en Fisterra. Manuel Lado era, concretamente, de Sardiñeiro. Murió hace 26 años, pero a pesar de eso, María Concepción y sus hijos siguieron regresando cada estío al fin del mundo. Así lo cuenta una de sus hijas, María Elena: «Siempre la animamos a seguir viniendo, porque si no lo hacíamos perderíamos el contacto». María Elena está en Fisterra junto con su hermano Carlos; la mujer de este, Isabel; y una amiga, María Ángeles. Ayer fue un día especial para todos ellos y sobre todo para María Concepción, porque el Concello de Fisterra le rindió un pequeño homenaje por tan longeva fidelidad turística. José Marcote, alcalde, le entregó un diploma y una réplica del faro en señal de sentida gratitud.

«Está emocionada, muy emocionada y agradecida. No se lo esperaba para nada», cuenta María Elena. Son tres hermanos, dos mujeres y un varón, y explica que su padre, Manuel, siempre les enseñó a conocer y amar Sardiñeiro, Fisterra, «esta tierra». Este año, María Elena, su madre y su amiga llegaron a Fisterra el 2 de agosto. Después, algo más tarde, se fueron sumando los demás. El tiempo no les ha acompañado en esta ocasión, es uno de los peores veranos que recuerdan en cuestión meteorológica, pero ello no resta los atractivos que aquí encuentran. La familia, por supuesto (los hermanos de Manuel Lado han fallecido, pero tiene aquí sobrinos). También motivos gastronómicos, por ejemplo. «Desde siempre hemos ido a comer a Casa Lestón», cuenta María Elena. De hecho, de Alberto Castro Marcote, actual gerente del establecimiento, partió en gran medida la idea del homenaje. Miman a esta familia como el primer día. Ayer mismo comieron en Casa Lestón y con María Concepción y su familia posaron contentos Ana Suárez, una de las generaciones del restaurante (y de edad bastante pareja a Maruja) y también su nieto, el propio Alberto, promotor de la idea. Maruja es, sin duda, decía Alberto Castro padre ayer a mediodía, una de las primeras turistas que llegó como tal a Fisterra. «Realmente, ella debió de ser de las primeras personas de fuera en esta zona. De hecho, la primera visita fue incluso parte del viaje de novios, conocer a la familia de mi padre, pero después nunca dejamos de venir. Él nos inculcó el cariño por esto y no solo vinimos nosotros, sino que trajo a mucha gente más», apunta María Elena. Otro motivo a mayores para seguir acercándose hasta la Costa da Morte: el paisaje. «Esto es precioso, precioso, tenemos una playita casi para nosotros solos», bromea. Atrás dejan el calor madrileño y también el estrés de la ciudad. Aquí les espera tiempo fresco y tranquilidad.

María Concepción (en la imagen, sentada, primera por la izquierda) está «muy bien». Para nada aparenta los años que tiene y, sobre todo, tiene una fantástica «cabeza» y una gran memoria. Hasta sus sobrinos le preguntan con detalle por alguna fecha o algún parentesco. La fidelidad a Fisterra no solo ha pasado de María y Manuel a sus hijos, sino también a los nietos, que también son visitantes de la zona. De momento no hay bisnietos.

En más de sesenta años de veraneo les ha dado tiempo, por supuesto, a visitar muchos rincones de la comarca. María Elena habla de O Ézaro, de Muxía o de las playas de Rostro y Mar de Fóra. «Si hace bueno, cada tarde vamos a un lugar», abunda. Seguirán viniendo a Fisterra y parando en la casa familiar siempre que puedan y mientras puedan: «Ojalá por muchos años. Salvo que haya algún problema de salud, aquí estaremos».