Fisterra y la Costa da Morte seducen a otro Nobel

Santiago Garrido Rial
S. G. Rial CARBALLO / LA VOZ

FISTERRA

Claude Cohen-Tannoudji visitó ayer el fin del mundo, invitado por el Concello y mediante la gestión del director del Programa ConCiencia, Jorge Mira, que lo ha traído a Galicia

30 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Claude Cohen-Tannoudji fue Nobel de Física en 1997, compartido con Steven Chu, quien después sería el equivalente a ministro de EE.UU. en el primer gobierno de Barack Obama. Y lo fue por inventar algo muy curioso: cómo enfriar átomos y atrapar átomos con luz (láser). Ayer estuvo en Fisterra, como tantos otro Nobel en el último decenio, invitado por el Concello de Fisterra y mediante la gestión de Jorge Mira, quien como director del programa Conciencia lo ha traído a Galicia. Es sefardí, por tanto de origen español (judíos que fueron expulsados por los Reyes Católicos y la Inquisición).

Llegar al nivel de control sobre la materia, poder atrapar átomos y manejarlos uno a uno, es algo que ofrece muchas posibilidades (y las que vendrán). La más evidente es un control extraordinario de la medida del tiempo: un reloj atómico como nunca se había hecho. Algo que es clave, por ejemplo, para el GPS, porque como los satélites están en un estado de gravitación diferente del que hay en la Tierra, debido a la Teoría General de la Relatividad el tiempo pasa de otra manera. Si no se hiciese esa corrección, el GPS daría un error de varios kilómetros. Su Nobel, además, premió el hecho de haber puesto en marcha una nueva línea de trabajo, de la que después salieron otros Nobel, como Eric Cornell, quien también visitó Fisterra hace año y medio. De todos estos temas habló ayer durante la comida que mantuvo en el restaurante O Centolo con su anfitrión, Jorge Mira, y con el alcalde en funciones de Fisterra, José Manuel Traba, y los concejales Santiago Insua y Ramón Redonda. Explicó que conoce bastante España, aunque nunca había estado en Galicia, y le pareció muy distinta a lo que había visto hasta ahora.

Le llamó la atención el verde intenso. En una parada en Brandomil, de Santiago hacia Fisterra, comentó que aquello le parecía la Amazonia. También le impresionaron, a él y a su esposa, el diseño de los hórreos, los cruceiros y el amarillo de las flores de xestas y toxos. Pese a estar acostumbrado a viajar por todo el mundo, se mostró muy sorprendido por la visita, porque no esperaba algo así, superando sus expectativas. Quedó impresionado por el trato, por la cantidad de gente que le hablaba en francés (incluido el responsable del restaurante, Juanjo Rey, quien los atendió en un correctísimo francés, como al resto lo hace en un académico inglés), por el paisaje y por el Cabo, que le pareció espectacular. Para la pareja, la imagen del Finistère francés es icónica, así que Fisterra es una potente referencia.

También se maravillaron por la calidad de la cocina, y se llevan la imagen de que Galicia es un sitio muy «sano y puro». Cohen se interesó por la occidentalidad de Fisterra y su papel en Europa, además de la hora de la puesta de sol; por el Fin do Camiño, por el corredor marítimo y la distancia con la costa.

En el faro firmó en el libro de honor del Concello. Vio la exposición sobre otros Nobel y destacados científicos que acudieron a Fisterra antes que él y señaló que es vecino de otro Nobel de Física, Albert Fert, quien estuvo en el Cabo en el 2010. Subió a la linterna guiado por la técnica Cristina Fernández, de Vilán, que ahora se ocupa también de Fisterra debido a la baja de los dos fareros