Muere un niño al caer de un tercer piso cuando estaba solo en casa

Juan Ventura Lado Alvela
J. V. Lado CEE / LA VOZ

FISTERRA

El pequeño, de 8 años, cayó de la buhardilla de su vivienda en Fisterra. Su familia estaba en el entierro de su abuela y su hermano, de 13, había bajado a una tienda

03 abr 2015 . Actualizado a las 09:38 h.

Christian Iglesias Vigo, un niño de ocho años de Fisterra, perdió la vida ayer por la mañana en la localidad al caer desde la ventana de una buhardilla e impactar contra la acera, mientras casi toda su familia participaba en el entierro de su abuela materna.

El desgraciado accidente tuvo lugar minutos después de las 11.00 horas en el apartamento que el pequeño compartía con su madre y con sus dos hermanos, que se encuentra situado en el lugar de Escaselas, en la recta que da acceso al casco urbano. La caída se produjo de una altura equiparable a la de un tercer piso, con lo que nada pudieron hacer para salvarlo ni los vecinos, ni los equipos de emergencias. Las heridas que presentaba, sobre todo en la cabeza, eran irreversibles, y de poco sirvieron el helicóptero medicalizado que se desplazó hasta el lugar, aunque ni siquiera llegó a aterrizar, o las quejas en el vecindario por la tardanza de la ambulancia, ya que fuentes sanitarias señalaron que lo único que cabía en este caso era certificar la muerte del pequeño.

Un fallecimiento que, según varios testigos, se produjo en el lapso de tiempo en el que su hermano de 13 años, que lo acompañaba en el domicilio familiar mientras el resto de parientes estaban en el entierro, se ausentó del apartamento para comprar en una panadería próxima.

Isabel Vázquez Lado, vecina del edificio de enfrente y que conocía bien al niño, siguió desde su casa la secuencia de los hechos. «O irmán foi na bicicleta buscar algo, creo que un sándwich, alí á panadería e o pequeno estaba chamando por el dende a fiestra, que non sei como fixo para subir, poría un banquiño ou algo. Eu cando vin pasar o outro de volta díxenlle que fose mirar que o seu irmán o chamaba e o pobre xa o atopou no chan e empezou a pedir auxilio», relata la mujer, que el mismo miércoles estuvo jugando con Christian. «Vén aquí á miña horta e a verdade era un neno encantador. Gustáballe moito darlle patadas coas pedras, como se xogase ao fútbol e andaba sempre cun canciño pequeniño que ten», relata Isabel, quien destaca el extremo cuidado de su madre, «que o levaba sempre pola man», cuando iba a coger el autobús para llegar al colegio Nuestra Señora del Carmen, donde estudiaba y donde antes estuvo internado junto a su hermano. De ahí que, tanto esta vecina, como otros muchos consultados ayer, atribuyan la sucedido a «unha fatalidade» a la que no vale la pena buscarle explicaciones ni culpables porque no los hay.

«Esas fiestras xa habían de estar pechadas, pero se non fose por iso había de ser por outra cousa, así que agora xa está. É unha desgraza enorme para a familia que lle toca e punto, non hai que darlle máis voltas», incidía otra residente de la zona del accidente, donde ayer las caras eran de consternación.

Tanto la madre de Christian, que sufre problemas de salud, como el mayor de sus tres hijos, de 20 años, se encontraban participando en el funeral de la abuela, que fue donde ellos y la mayoría de los parientes recibieron la trágica noticia. De allí se desplazaron al apartamento, donde la situación era verdaderamente desoladora, con un amplio e infructuoso despliegue de policía, Guardia Civil y Protección Civil, además de los sanitarios, porque la doctora que llegó en primera instancia ya había dado orden de que no aterrizase el helicóptero porque no había nada que hacer. Un golpe durísimo para el mayor de los hermanos, que víctima de una ataque de ira e impotencia, la emprendió a puñetazos contra los cristales del portal del edificio, por lo que sufrió lesiones en las manos y tuvo que ser trasladado al hospital Virxe da Xunqueira de Cee, donde fue atendido.

Únicamente el padre de los tres hermanos no acudió al lugar de los hechos, donde ayer por la tarde todavía quedaban marcas visibles de los sucedido, porque se encontraba en Suiza, ya que está emigrado. Se espera que regrese en las próximas horas para asistir al entierro de su hijo, que se llevará a cabo hoy por la tarde.

El suceso impactó a todo el pueblo, que se disponía a celebrar su mayor fiesta del año

«Por moi acostumado que esteas, que eu pasei un montón de anos na Cruz Vermella e en Protección Civil e aí ves de todo, este tipo de sucesos, que afectan a un neno pequeno, son especialmente dolorosos», asegura el alcalde de Fisterra, José Manuel Traba, que, como muchos otros vecinos, iba a participar en el entierro de la abuela del pequeño cuando le informaron de lo sucedido y se dirigió al lugar de los hechos.

Al igual que para el alcalde, para todos los fisterráns la Semana Santa y las celebraciones del Cristo son los días grandes del año. De ahí que ayer el pueblo se encontrase repleto de visitantes, pero sobre todo de vecinos emigrados que regresan a casa por estas fechas, que se toparon con la trágica noticia a media mañana. «Estabamos dispostos para as celebracións, ademais co ánimo que dá o bo tempo, e por suposto que foi un golpe moi duro para todos», añade el regidor.

Desde el Concello no habrá declaración de días de luto oficial, puesto que ya coinciden con fechas inhábiles a efectos administrativos, mientras que las banderas del Consistorio seguirán a media asta, dado que ya lo estaban coincidiendo con el inicio de la Semana Santa.

Lo que sí va a hacer la corporación es una declaración institucional en el pleno ordinario previsto para el martes por la mañana, con la que el propio Ayuntamiento y los grupos políticos mostrarán de manera conjunta su pesar por lo sucedido.

Por supuesto, también habrá representación municipal en los oficios religiosos previstos para las 17.00 horas en la iglesia de Santa María das Areas y el posterior sepelio en el cementerio parroquial, toda vez que la capilla ardiente ya quedó instalada ayer a última hora de la tarde en el tanatorio de la empresa San Antonio.