La Sicar intenta otra vez urbanizar la zona de la Gallina Blanca

Juan Ventura Lado Alvela
J. v. Lado CEE / LA VOZ

CORCUBIÓN

El alcalde rechaza el proyecto, porque dice que hay que apostar por la rehabilitación, aunque el Concello tenga que tramitarlo

13 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El Concello de Corcubión, como publica el BOP de ayer, volvió a aprobar -ya lo hizo en marzo del 2013 aunque la Xunta acabó rechazándolo- un Plan Especial de Reforma Interior (PEPRI) para la zona situada entre la avenida Rosalía de Castro y la playa de Quenxe, en la que se ubica el Museo Marítimo Seno de Corcubión, también conocida como Gallina Blanca.

Federico Castro-Rial Schuler, en representación de la Inmobiliaria Sicar, presentó un nuevo proyecto realizado por la empresa Iceasa, que «introduce modificacións sustanciais, con respecto ao aprobado inicialmente», con lo que ahora se abre otro plazo de información pública de dos meses. Con todo, el camino es todavía largo hasta que se pueda hacer realidad una nueva urbanización en ese entorno, algo que ha alimentado durante años las polémicas políticas en la localidad y que cuentan con un rechazo bastante extendido, ya que se trata de una zona costera privilegiada, la mejor que queda sin construir en el entorno urbano. Harán falta aún muchos informes, que el asunto pase varias veces por el pleno y que obtenga autorizaciones autonómicas.

El propio alcalde, Manuel Insua, está en contra de que se lleve a cabo «porque Corcubión non precisa construír máis vivendas novas», sino que, a su juicio, la línea debe ir en el sentido de rehabilitar lo que ya hay. De hecho, eso es en lo que están desde el 2004 con el Área de Rehabilitación Integral (ARI) con resultados positivos, pese a que en los últimos tiempos las ayudas estatales y autonómicas prácticamente han desaparecido. Ahora bien, también entiende que los propietarios «están no seu dereito» y a la Administración pública no le queda otra que tramitar las solicitudes conforme a las normativas vigentes.

En cualquier caso, Insua deja claro que la supervivencia del museo -que se encuentra en unas condiciones de conservación muy malas- está fuera de toda duda, ya que pesan sobre él figuras de protección. Además, las normas urbanísticas impiden levantar moles de hormigón.