La historia y el patrimonio son un ingrediente de primera para el éxito hostelero

La Voz

CORCUBIÓN

Pese a ello, el aprovechamiento de recursos patrimoniales e históricos como base para proyectos de hostelería en la Costa da Morte está plagado de ejemplos nunca concretados

02 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El aprovechamiento de recursos patrimoniales e históricos como base para proyectos de hostelería en la Costa da Morte está plagado de ejemplos nunca concretados, iniciativas a medias y declaraciones de intenciones que nunca se traducen en algo concreto. Pero también hay muchos casos de rotundo éxito, algunos ya con décadas a sus espaldas.

En el primer caso se puede meter la rectoral de Moraime, donde las maderas nobles de la rehabilitación empiezan ya a deteriorarse porque el hotel de lujo que se iba a instalar allí acumula años de retraso sin una salida a la vista. El dueño de la Batería do Soberano de Camariñas también aspiraba a algo parecido, aunque lo ha descartado debido a las restricciones patrimoniales que afectan a las ruinas. En los castillos de O Príncipe y A Ameixenda, a ambos lados de la ría de Corcubión, también se llegó a hablar de proyectos por el estilo cuando estaban a la venta, pero nunca se concretaron, al igual que ocurrió con el Pazo de Romelle, en Zas, donde, eso sí, muchos recién casados se hacen las fotos. Sin embargo, la principal asignatura pendiente sigue siendo la de los faros, donde pese a los anuncios de la Autoridad Portuaria, no se ha movido una piedra en este sentido.

Por contra, el Pazo do Souto de Carballo es uno de los primeros grandes ejemplos de turismo rural en la provincia y el de Vilar de Francos también apuesta por la hostelería de élite de la mano de Penela. El monasterio de San Martiño de Ozón mantiene cierta vida a través de Aurora de los Caminos y hay varios edificios religiosos más que recobraron su esplendor a través del turismo y la cultura. La rectoral de Cospindo, sede de la Fundación Pondal, es el mejor ejemplo, pero también la de Caión se ha aprovechado y en la de Golmar se ubica el Museo dos Muíños, que no acaba de encadenar la actividad esperada.

La arquitectura industrial también tiene cierto espacio que se sustenta en ejemplos como el Tira do Cordel de Fisterra o el área de autocaravanas, el aserradero de Cabana reformado para albergue juvenil o el Forno do Forte de Buño, como centro etnográfico. Otros ejemplos principales, encabezados por el Museo Marítimo Seno de Corcubión, languidecen en el abandono.