El paraíso olvidado de las Lobeiras

Juan Ventura Lado Alvela
J. v. lado CEE / LA VOZ

CORCUBIÓN

JOSE MANUEL FERREIRO

El ambicioso proyecto de Neria para recuperar el faro para estudios universitarios duerme en los cajones

20 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Es uno de los lugares más ricos en cuanto a singularidad natural y patrimonio ambiental de la Costa da Morte, pero al mismo tiempo, de los más desconocidos y completamente olvidado por las Administraciones, al punto de que casi son en exclusiva los fareros los que se ocupan de atenderlo, en lo que tiene que ver con las señales marítimas.

El conjunto de la Lobeira Grande, la Lobeira Chica, el Carrumeiro, con sus bajos, rocas, canales... ofrece unas condiciones excepcionales para las actividades subacuáticas. «Yo lo comparo con la playa de As Catedrais, pero debajo del agua, porque tienes sitios en los que pasas de 5 metros de profundidad a 22. Nosotros hacemos allí muchos bautizos de submarinismo, excursiones, nos quedamos a comer...» explica Alicia Carrillo, que dirige junto a su hermano Fernando la empresa de turismo activo Buceo Finisterre, que trabaja en la zona todo el verano.

El acceso obliga a estar pendiente de las mareas y a un mínimo de pericia en la navegación porque está lleno de obstáculos, como marca el propio Carrumeiro, que funciona como señal de peligro aislado, en la jerga marítima. Sin embargo, la recompensa, con playa incluida, es grande porque permite disfrutar de la jornada en medio del mar, a un paso de Corcubión -municipio al que pertenecen las Lobeiras- de Cee, de Fisterra o de O Pindo.

Las instalaciones del faro, cedidas a Neria, se encuentran en una situación de total abandono, hasta el punto de que ya se ha desplomado una parte de la cubierta. Aunque la asociación tenían grandes proyectos para ellas, todo se quedó en nada. Las ideas para su recuperación, pasaban por destinarlas al uso científico y también turístico, con un centro de estudios y un albergue. De hecho llegaron a firmarse convenios con la universidades de Santiago y de A Coruña, que pretendían organizar estancias allí de sus alumnos para este tipo de trabajos. Sin embargo, el millón de euros que costaba la iniciativa más barata, y los dos, a los que se iba el proyecto más completo, nunca aparecieron y el faro sigue en el abandono.