La madera estropeada en Brens oscila entre las 1.000 y las 1.500 toneladas

j. v. lado, t. longueira CEE / LA VOZ

CERCEDA

ANA GARCÍA

Los montes de Cee, Fisterra, Vimianzo, Camariñas, Cerceda y A Laracha dejan ver la destrucción causada por el fuego

13 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El fuego, aunque siguió durante la madrugada y la jornada de ayer en puntos como Montemaior (A Laracha), Sembra (Cee), Berdoias (Vimianzo) y distintos puntos de Cerceda y O Carrizal (Coristanco), donde se registraron varios conatos de incendio; le ha dado una tregua a la Costa da Morte, donde ahora lo que se observan son, sobre todo, las cicatrices dejadas por las llamas, que impulsadas con virulencia por el viento del nordeste han quemado más de 350 hectáreas en poco más de tres días.

Al margen de los ámbitos forestales, donde mejor se observa el poder destructivo del fuego es en el muelle de Brens, donde el jueves era casi imposible distinguir el gigantesco mercante Florinda I, de más de 190 metros de eslora entre el humo.

Según explicó el empresario Manuel Caamaño, de Maderas Caamaño, que se encargó de la tala y el transporte de la rolla de pino apilada, aunque ahora ya no está bajo su responsabilidad, sino de la consignataria Bergé Marítima y de la empresa propietaria, calcula que han quedado inutilizadas «entre 1.000 e 1.500 toneladas» de esta madera. Producto al que ahora habrá que darle salida «para leña, para aglomerados ou algo así, co custe engadido que iso supón». A su juicio, «se non está alí o remolcador» se habría quemado toda, y detalla que tampoco es tan complicado que ardan las toradas apiladas de este modo. «Levan alí uns oito meses, porque estaba previsto cargalas en setembro en función da saída que vaian tendo. Están moi secas e iso vai soltando resigna e prende con facilidade», afirma el empresario, que lleva toda su vida trabajando en el sector.

Al margen del caso de Brens, el panorama es absolutamente desolador en otros muchos lugares. Por ejemplo, la imagen que ofrece el monte de As Barrosas visto desde el monte Faro resulta verdaderamente impactante.

Al igual que en esta zona entre Vimianzo y Camariñas, también en Cee, sobre todo en las parroquias de A Ameixenda y Toba, y en Sardiñeiro (Fisterra) se ven plantaciones enteras de pino y eucalipto arrasadas, por no citar el resto de la vegetación del monte, que ha quedado reducida a cenizas y carbonilla, con lo que eso significa en lo que pueda venir a continuación con las lluvias, como ya ocurrió en el 2006 o en el 2013 en O Pindo, donde la pasada madrugada se quemaron otras seis hectáreas.

Además, el riesgo, mientras no llega la lluvia, que parece descartada en toda la semana, es extremo, como se demostró ayer en Cerceda, donde volvieron a prender otros tres fuegos, supuestamente por los iniciadores dejados por una detenida.