«Un empresario tiene que ser un visionario y algo esquizofrénico»

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira CARBALLO / LA VOZ

CERCEDA

José Manuel Casal

Gefico y Galopín venden sus diseños y productos en 65 países

05 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

José Manuel Iglesias Vilas nació en Montevideo en 1959. A los 6 años vino para Galicia. Licenciado en empresariales es el propietario de Gefico y Galopín, dos sociedades con sede en Cerceda, que operan en los sectores de la depuración de aguas residuales y en el diseño, construcción y mantenimiento de parques infantiles. Entre ambas suman 85 empleados y exportan sus diseños y productos a 65 países. Este martes, Iglesias Vilas fue elegido presidente del Clúster da Madeira e do Deseño de Galicia, entidad con sede en Santiago, que aglutina los intereses de medio centenar de empresas.

-¿Cómo llegó al cargo?

-Como empresas llevamos más de diez años en el clúster. Hasta hace poco, esta entidad estaba más vinculada al ramo de la madera. Ahora está más relacionada con el diseño. Tuve alguna propuesta estando ya en la directiva hace cuatro años, pero en aquel momento apostamos por la continuidad porque atravesábamos una crisis muy fuerte y no era el momento de dar bandazos. Ahora que parece que la situación ha cambiado algo de contexto y los asociados apostaron por dar un cambio hacia el concepto de diseño, hacia el final de la cadena de valor.

-¿Tardó mucho en dar el sí quiero a la presidencia?

-Un poco porque tenemos mucho trabajo. Pero sobre todo necesitaba saber que mi punto de vista de ver las cosas era el representativo para el conjunto de empresarios que conforman el clúster. Yo no hablo de metros cúbicos de madera, yo voy a hablar de diseño, de visión de producto, de comunicación, de márketing, de internacionalización. Aspectos en los que yo desarrollo mi actividad profesional. Como al colectivo le pareció bien mi visión de las cosas decidí dar el sí para ser presidente.

-¿Cómo se equilibran los intereses de los maderistas con los de los profesionales del diseño?

-En el fondo todas las empresas tenemos estructuras organizativas muy similares al igual que nuestra forma de pensar. En el fondo nuestras ilusiones y frustraciones son las mismas. Y estoy seguro de que la empresas que han sobrevivido a esta crisis están mejor que antes porque están más preparadas. Tienen una visión real de las cosas, antes era todo como más artificial.

-¿Qué retos tiene para los dos próximos años?

-Hay que hacer una mayor incidencia en el concepto de visión de producto. El diseño es algo que afecta a todo, a la parte estética y a la eficiencia técnica. Tenemos que definir una relación fluida entre el mundo de la cultura, el creativo y el industrial, que es lo que a mi modo de ver es el concepto de visión de producto.

-¿Por qué habla de cultura?

-Le pongo un ejemplo. Confección es industria y solamente es precio y cuanto más barato mejor. La moda es cultura, es el plus del diseño y es lo que genera valor.

-¿Y cómo se materializa eso?

-Respetando el origen de las cosas, porque si el diseño no tiene unas raíces, en este caso la idiosincrasia de nuestra tierra, es como una veleta sin norte. Es lo que pretendo hacer humildemente todos los días en mis empresas. Poner en valor los recursos que tenemos en Galicia, proveedores, Universidad -tenemos cuatro doctores trabajando con nosotros- y proyectar todo eso a todo el mundo. Yo siempre pongo un ejemplo: no veamos el monte como un proveedor de un recurso, en este caso la madera, sino como un icono que nos identifica como marca propia. Tenemos que exportar algo más que un producto, tenemos que exportar una historia, nuestra historia.

-Tengo la sensación, visto desde fuera, que usted es un empresario peculiar.

-¿Por qué lo dice?

-Define a sus empresas como «los talleres del Tío Gepeto». Eso no lo diría un empresario, llamémosle, tradicional.

-Creo que un empresario tiene que ser un visionario y un poco esquizofrénico. Pero tiene su lógica. El empresario tiene que ver una visión a largo plazo y después, al minuto siguiente, tiene que reunirse con sus colaboradores y ponerse a trabajar codo con codo en el día a día para intentar lograr esa visión. Pero no solo ocurre en el ámbito de la empresa, ocurre en nuestras facetas personales de la vida, sean cuales sean. Hay un dicho que dice que el buen juicio viene de la experiencia y la experiencia viene del mal juicio. De hecho, yo me defino como el rey del fracaso. Nadie ha tenido más fracasos que yo.

-En los clústeres hablan de I+D. Sin embargo hay quejas porque las Administraciones no apoyan los proyectos empresariales.

-A la Administración no le reprocho ninguna ayuda. Es más, yo le he dicho a muchos responsables públicos que si por mí fuera eliminaría todo tipo de ayudas. Yo no quiero ninguna subvención porque la mayoría de las ayudas distorsionan en vez de ayudar. ¿Por qué? Por qué hay algunos que se especializan en pedir ayudas y su modelo de negocio es pedir ayudas y no de ir a los mercados. Como eso no es posible tengo que acatar que hay ayudas pero no le reprocho nada la Administración, que al fin y al cabo, es el reflejo de la sociedad. Lo que sí reprocho y lamento, y mucho a esta sociedad gallega, es la falta de autoestima, sin vanidad colectiva. Y como decía Montesquieu, si quieres fomentar la industria, el comercio y las artes empieza a fomentar el orgullo como comunidad y nosotros nos avergonzamos de lo nuestro. No se lo reprocho a los políticos, sino a mis conciudadanos. Y no tengo un discurso nacionalista, mi discurso es global porque mi ámbito de trabajo es global. Aquí no sabemos vender lo nuestro, preferimos mil veces antes traer una cosa de fuera que es peor y que cuesta el doble. Y en este sentido sí que las Administraciones tienen que ser ejemplarizantes.