Democracia local a golpe de Facebook

Juan Ventura Lado Alvela
J. V. Lado CRÓNICA CIUDADANA

CEE

22 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Estamos en el siglo XXI, ya algo avanzado, y aunque a la Costa da Morte no llega el tren ni autopistas completas del todo, si lo hace, no sin ciertos atrancos Internet y con ella las redes sociales, que son algo así como una mezcla de ágora griega, hoguera de las vanidades y cajón de sastre en el que coge desde el Nietzsche más retorcido hasta esas cándidas miradas de gatitos, en las que no sabes si darle a me gusta o buscar a quien las cuelga para invitarlo a una caña y sacarlo algo de casa.

Los políticos de la Costa da Morte, como ciudadanos que son del citado siglo, tampoco viven, en general -hay quien lo hace para no meterse en charcos- de espaldas a este mundillo, por lo que se generan situaciones de debate que prolongan los plenos toda la semana o hacen de la pantalla del PC un remedo de registro de quejas municipal.

Son conocidos casos como el de Cee, en el que el hoy alcalde antes de las municipales raro era el día que no colgaba una farola rota o cuneta sin limpiar; práctica que no tardaron en asumir como propia desde el entorno del PP para evidenciar que solo había cambiado el inquilino pero que el sillón consistorial traía los mismos problemas. También en Vimianzo emplean, unos más que otros, el Facebook como escenario de refriega política, bastantes veces con salidas de tono, y en Ponteceso y otros muchos lugares hacen igualmente sus pinitos.

Sin embargo, en este mundo de la democracia digital, que no tiene que ver con nombrar a dedo sino con debatir los asuntos cotidianos a golpe de bit, la palma se la llevan en Fisterra y además de calle, sobre todo en la órbita nacionalista, ya sea desde dentro, fuera o al lado del BNG. Como actor principal destaca el teniente de alcalde y portavoz frentista Xan Carlos, Kuka, Sar Olveira, cuyo muro de esta red social sustituye al tablón de anuncios, el buzón de quejas e incluso en ocasiones la tertulia de la lonja. Así va dando cuenta de lo que hacen en el Concello -ayer el pasamanos de las escaleras de la Monacha-, recibe peticiones, hace campaña para su partido y arregla «lavadoras», que es como han quedado bautizados ya los pequeños problemas del día a día que le reclaman los vecinos, además de cerrar todos los temas con un «¡Medre o mar!» profundamente fisterrán.

Tanta exposición, como es lógico, también trae sus encontronazos, algunos de ellos verdaderamente memorables como los protagonizados con el que fuese portavoz de su partido, el escritor Modesto Fraga, con el que se ha enzarzado recientemente -por supuesto sin citarse ni interactuar directamente- a cuenta de Alejandro Finisterre, su nombre y la erudición de unos y de otros. Vamos, la taberna de toda la vida aunque con cierto gusto y proclamas digitales en lugar de gritos en medio de toneles de vino peleón.