«Es mejor dedicarse a operar telas que meter a gente en el quirófano»

Juan Ventura Lado Alvela
J. v. Lado CEE / LA VOZ

CEE

xesús búa

Alfonsina Uriburu Cabrera, cirujana ginecológica y artesana textil,  médica del Hospital Virxe da Xunqueira de Cee, está instalada en Chafarís y destaca con sus creaciones de acolchados

03 jun 2016 . Actualizado a las 17:19 h.

Nacida en Rosario (Argentina) en 1973 hace ahora un decenio encontró junto a su marido «por primera vez un trabajo por Internet». No conocían casi nada de España, les estaban esperando «con un cartel en el aeropuerto de Santiago» y de ahí directos al hospital comarcal Virxe da Xunqueira, donde ambos ejercen como cirujanos ginecológicos.

Madre de dos hijos, cambió el ritmo metropolitano de Argentina por la aldea de Chafarís (Cee) donde hay dos casas y es «maravillosa la tranquilidad y la seguridad» que da que «tu hijo salga del colegio y el bus te lo traiga a casa». Vive a un «ritmo diferente» y más ahora que goza de una reducción de jornada «porque hay muchas cosas que hacer y dedicarse también a la vida personal».

Eso sí, necesitaba la conexión con el mundo que dan las grandes ciudades, aunque la encontró de una manera diferente, a través de una máquina de coser y el ordenador. «A coser a mano y a enhebrar la aguja me enseñó mi abuela, pero al llegar aquí compré una máquina supermoderna, que tenía muchas cosas que ni sabía lo que eran», explica la doctora, a la que un día le preguntaron: «¿No sabes lo que es un blog»?. La verdad tenía nociones vagas, pero la apertura del suyo propio, www.quiltincolors.com, que hoy tiene más de 5.000 seguidores, además de los 10.000 largos del Facebook, se le abrió un mundo nuevo porque «puedes estar haciendo cosas aquí al nivel de cualquier parte del mundo».

Su interés por el patchwork y el quilting, técnicas textiles que utilizan retazos de telas y convierten los acolchados de mantas, colchas, manteles,... en arte, le llevó a buscar cursos en línea y profesoras en distintos puntos, incluido Estados Unidos.

Según recuerda, empezó a dedicarse más a la costura por consejo de su padre, también médico, porque cuando empezó «no operaba mucho y me dijo: 'para no perder la mano ponte a coser'. Y la verdad soy muy rápida con las manos. Además, siempre es mejor operar telas que dedicarse a meter gente en el quirófano así sin más [risas], eso no podría ser». Le funcionó y ahora, aunque sigue sin operar demasiado en un hospital pequeño como el HVX, «unas dos o tres veces al mes», cree que ha ganado «en aplomo y en seguridad». Por ejemplo, cuando ve que hay demasiado estrés en una intervención, «ponemos música, le decimos a la señora que se relaje y el tiempo se detiene, porque dentro da igual que sean las tres de la tarde o las tres de la mañana. Tienes que hacer lo que tienes que hacer. Así que tanto me puedo concentrar con una tela como con una operación [risas]».

Toda esa afición fue evolucionando, ganó el premio al mejor acolchado de la Asociación de Patchwork de Galicia e incluso llegó a presidir el colectivo. «Vi la oportunidad de unirme a esa gente y, la verdad, es lo más maravilloso de esto, porque la asociación gallega es pequeñita, pero luego está la española en la que hay mucha más gente y lo bueno de esto es que si tienes un ordenador realmente está conectada con todo el mundo».

De hecho, ahora sus clases por vídeo y sus consejos llegan desde Arabia Saudí a Venezuela. Tiene alumnas por todo el mundo, está registrada como artesana y además con la marca Artesanía de Galicia, vende por Internet desde su taller de Chafarís a cualquier parte del globo y va a participar con una enorme creación de 2,70 por 3,00 metros en el festival de Houston (Estados Unidos), uno de los más prestigiosos del mundo.

Para ver lo que hace, bastante más cerca, expone durante todo este mes en el faro Fisterra.