Solo la playa de O Ézaro mantiene unos días más a los socorristas

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

BASILIO BELLO

En Carballo y Caión el salvamento acabó ayer, y en la mayoría, ya en agosto

10 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El verano aún no terminó, ni como estación ni en el buen tiempo, pero el salvamento y el socorrismo en ellas, sí. Con una excepción: O Ézaro, en Dumbría, que resistirá una semana más, hasta el día 15. Más aún: otros socorristas todavía trabajarán hasta fin de mes en el territorio dumbriés. Son los dos técnicos que se encargan de velar por la seguridad de los kayaks a los pies de la cascada de O Ézaro, en la parte final de la ensenada, una atracción que cada año tiene más adeptos y que incluso ha generado la aparición de diversas empresas que ofrecen alternativas a mayores, como las nocturnas, con gran éxito. Pero las que forman parte del Concello son de día, y los dos técnicos que están al frente también tienen el título de socorrista.

Con la excepción de O Ézaro, una playa excepcional cuando el viento no lo impide, de las más veteranas de la Costa da Morte con bandera azul, en las demás habrá que apelar más al sentido común que a la ayuda de un especialista para evitar dificultades. En las tres de Carballo (Razo, As Saíñas y A Pedra do Sal), el servicio terminó ayer. Y en las de Caión, lo mismo. En los cuatro casos, también hubo bandera azul izada todo el verano.

En Malpica, los cuatro socorristas contratados trabajaron hasta el miércoles de la semana pasada. En Fisterra hubo dos, hasta el día 1, misma jornada escogida en Camariñas para poner fin a la labor de tres socorristas en Arou y otros dos para Ariño y Lingunde. En Laxe terminaron a finales de agosto, lo mismo que en Ponteceso y Cee. En Cabana, el 3 de este mes. En Caión estuvieron activos seis socorristas.

La temporada pasada, más

El año pasad, tal día como hoy aún había cinco concellos con socorristas activos. La que trabajaba en Quenxe, Corcubión (este año no hubo) lo hizo hasta el día 18. Los de Caión, hasta el 15. En Estorde, Cee, había dos, y estuvieron contratados hasta el 15, una fecha que repite O Ézaro. En Carballo, por un día no coinciden las fechas: en el 2017 el punto y final fue el 10, pero en todo caso era el segundo domingo.

«Temos que ir a máis e facelo con moita previsión», dice el alcalde de Ponteceso

 

 

Hay concellos como Carballo con una larga tradición de socorrismo, y además con la especialidad (única en la zona) de acotar zonas de baño: no se puede bañar uno donde quiera, sino donne está permitido. Pese a esa tradición, solo se han podido contratar a 20 profesionales de los 35 previstos, y eso con segunda convocatoria.

Para otros es algo más nuevo. En Ponteceso, por segundo año consecutivo, lograron tres banderas azules, lo que obliga a un salvamento continuo para no perder la enseña, como ya le pasó a otros arenales gallegos. Lograron contratar a dos para O Osmo, dos para A Ermida y tres para Balarés, de lunes a domingo, y dos para Niñóns, domingo y festivos. El alcalde, Lois García Carballido, no se conforma: «Temos que ir a máis, contratar con máis previsión, para ter máis socorristas». Lamenta que la Xunta solo les haya subvencionado un puesto, cuando técnicamente deberían tener doce por las tres banderas conseguidas.

Las dificultades para contratar se agravan año tras año

 

 

Los socorristas trabajan menos tiempo, pero sobre todo por falta de personal. Las dificultades para contratar crecen año tras año. En Cabana solo tuvieron profesionales en Navaliños, pero para la playa de Rebordelo no encontraron a ninguno. En Laxe costó, más que nunca, pero los últimos esfuerzos (sobre todos los económicos) dieron resultado y al final lograron cinco. En Corcubión lograron ayudas para tener dos, pero pese a los reiterados intentos no apareció nadie. «Buscamos ata debaixo das pedras», señalaba ayer el alcalde. Pero nada: ni en el Inem ni en una empresa privada. En Fisterra trabajaron dos hasta el día 31. Quisieron renovarlos por unos días más, pero no aceptaron. Ya bastante difícil fue conseguir esos dos. «Non había nin no Inem nin fóra do Inem», lamenta Xan Carlos Sar, teniente de alcalde. Cree que una de las causas es que los cursos obligatorios para trabajar pasan por empresas privadas, y cuestan mucho dinero. Los jóvenes optan por no hacerlos ya que solo les garantiza el trabajo dos o tres mese al año, y a muchos no les compensa