Los fuegos de artificio del San Xoán carballés del año 2004 pasaron a la historia para muchos de los presentes aquel día en la localidad, no solo por su espectacularidad, sino también por el reguero de daños que provocaron. Tres o cuatro vehículos sufrieron roturas en las ventanillas y algunos más mostraban también grietas en las lunas y los faros. Todos ellos se encontraban en las proximidades de la zona del Rego da Balsa, donde estaban instalados los elementos pirotécnicos. Además, una de las luminaria salió despedida hacia un matorral cercano y fue necesaria la intervención de los bomberos para sofocar las llamas que provocó.
Los testigos en atribuyeron los daños al espectáculo pirotécnico -podrían haberse debido al impacto de alguno de los elementos lanzados o a las fuertes vibraciones producidas por los estallidos-, aunque el responsable de la empresa negó cualquier relación, y achacó lo sucedido «a unha gamberrada ou a alguén que quere facer dano e desprestixiarnos».