«Este es el sitio donde le hubiese gustado estar»

Patricia Blanco
Patricia Blanco CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

La jornada de graduaciones en el Conservatorio carballés rindió tributo al exdirector Miguel Suárez Barros

25 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Con permiso de los jóvenes músicos que ayer actuaron y se graduaron en el Conservatorio Profesional de Música de Carballo y con permiso también de los muchos «bravos», «guapo» y «guapa» que se escucharon para ellos, habría que decir que la gran ovación sentimental de la tarde se la llevó Miguel Suárez Barros, maestro, director del centro durante dos decenios y recientemente fallecido, a los 67 años: «Fue la forma más bonita, la que a él le hubiese gustado. Este es le mejor sitio donde a él le hubiese gustado estar», dijo su viuda, Mili Spallant, tras recibir un detalle: «Muchísimas gracias». La jornada de graduaciones -primera vez que se hace- devino en un tributo al docente. De él dijo el actual director, Juan Otero, que había sido el «alma máter» del centro. Maripaz Fernández lo describió como «un home sinxelo e de calidade humana extraordinaria, cun corazón moi grande»: «Sentímonos agradecidos de ter un anaquiño de Miguel connosco». La suya fue una pulsión musical que empezó de niño, cuando no era habitual, según relató la periodista Verónica Couto, conductora del acto. La música itinerante, Pucho Boedo o la docencia en conservatorios como el de Carballo marcarían su trayectoria, con proyectos como la Big Band, que Suárez Barros dirigió hasta su jubilación. Ayer, la formación, con imágenes de José Manuel Casal de fondo, interpretó en su memoria y para cerrar el acto Star Wars. Después, tras la «otra, otra» del público, ofreció la banda sonora de Pretty Woman. Javier Bardanca, nuevo director de la banda en su reestreno, se presentó a los presentes agradecido, «con satisfacción e con responsabilidade».

Aplausos, orlas y diplomas

Por lo demás, la tarde avanzó entre aplausos y diplomas. Evencio Ferrero, alcalde carballés, dio la bienvenida y calificó de «moi merecido» el homenaje a Suárez, haciendo además hincapié en algo que también abordó Otero: el esfuerzo (y sobreesfuerzo) de los alumnos, pero también de los docentes y de las familias (transportes, esperas...). Todos son parte, dijo el regidor, «desta gran familia musical». Tres bloques de actuaciones fueron acompañando las distintas graduaciones: intervinieron, algunos de ellos varias veces, Sabela Ulloa, Sindo Dourado, Raúl Fernández, Pablo Carballo, Martiño Paredes, Gabriel Pérez, Guillerme Queijeiro, Klaus Martínez y Enrique Aldao.

En primer lugar, recibieron su diploma los más pequeños, alumnos de primero y segundo curso de iniciación musical. Hornadas de futuro. Después, aquellos alumnos que, el pasado curso 2015/2016, concluyeron grado elemental y grado profesional. Dado que el año pasado no se había hecho acto de graduación, se quiso aprovechar la jornada de ayer para ello. Finalmente, se subieron al escenario los estudiantes que en este curso 2016/2017 han concluido sus estudios de grado elemental y de grado profesional. Estos últimos, precisamente, fueron los que actuaron en la tarde de ayer.

Piano, acordeón, gaita, violín, saxo, guitarra, trompeta... Ya fuese de forma individual o de forma colectiva, el público -que abarrotó las butacas- tuvo recompensas para los alumnos. Fácil percibir el silencio que acompañó la última tecla pulsada por Sabela Ulloa en su primera intervención, antes del aplauso, o también la ovación a piezas como la Sonata en fa de Haendel interpretada por Pablo Carballo. El curso académico en el conservatorio se despide, pero volverá.