Mucha lluvia y poco civismo dejan el río Anllóns, en Carballo, lleno de porquería

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / CARBALLO

CARBALLO MUNICIPIO

La red de alcantarillado es insuficiente en los días de exceso de agua

24 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace justo un año, la situación del río Anllóns en el tramo que va desde la parte posterior del Pazo da Cultura hasta las proximidades del puente del Muíño do Quinto era prácticamente similar a la que se veía ayer, aunque en mayor cantidad entonces (y con extensión a los campos del entorno): restos de basura de todo tipo esparcidos en el entorno del cauce, debido al incremento de las lluvias y a la salida por los aliviaderos, debido a que la red de alcantarillado, en ocasiones, es insuficiente para dar abasto con todo lo que va hacia la depuradora, al unirse las fecales con las pluviales. Una red que, como ya se puso de manifiesto en otras ocasiones, se construyó hace 17 años y es claramente insuficiente en determinadas jornadas del año. Y los efectos quedan a la vista: toallitas de bebé, compresas, papeles de lo más diverso, trapos, plásticos, bolsas... Quedan enganchados en las ramas de salgueiros y ameneiros, y a la vista cuando baja el caudal, o incluso sin que baje mucho.

Pero, con independencia de que esta situación ocurra varias veces al año, y que detectan paseantes, pescadores y algunos vecinos (no hay muchos en esa zona), el problema de fondo -aunque efectivamente sea necesario mejorar la red- viene de la falta de civismo de muchas personas que arrojan al váter o por el fregadero todo tipo de residuos, sin la más mínima contemplación. Y al final, esos restos emergen durante horas o incluso días. De hacer un uso correcto de los colectores, se evitaría este daño visual, olfativo y medioambiental, porque mucha de la fauna existente es la principal afectada.

En el río Anllóns se aprecia cada vez más riqueza faunística, especialmente de aves. Los patos ya se han asentado en varios tramos. Los cormoranes colonizan un amplio espacio, para desesperación de los pescadores, y además no se pueden matar. Gorriones, lavanderas, cornejas, luganos, mirlos o estorninos son especialmente visibles en este tramo, más incluso que en el que sube hacia el puente de Bértoa. Las bolsas pueden llegar a convertirse en trampas mortales. Todo eso irá mejorando cuando se realicen obras pendientes pero, sobre todo, cuando haya más conciencia ciudadana.