«Sempre fun algo aventureiro»

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

BASILIO BELLO

«Evencio Ferrero foi algo máis ca un compañeiro na política. Foi, e é, un amigo, un irmán»

27 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Con 68 años a sus espaldas reconoce que se ha vuelto más calmado, «polo menos dende que teño os dous netos». Pero no siempre fue así, admite. Incluso se define como un culo inquieto: «Sempre fun algo aventureiro». Jose Antonio Facal Paredes (Xoane-Carballo, 1948) tuvo una vida intensa. Emigró a Alemania, Reino Unido y Suiza. Estuvo en Finlandia para perfeccionar su manejo de maquinaria de obra civil. Trabajó en Barreiros (A Casilla), Talleres Méndez, Talleres Barreiro de A Pastoriza (Arteixo)... Aunque su vida laboral y profesional estuvo marcada por la central térmica de Meirama, las minas de Varilongo (Santa Comba) y, también, por sus 27 años en la refinería de A Coruña.

Fue precisamente en el año 1978 cuando desarrolló su faceta sindicalista: «Levaba dous meses na construción da térmica de Meirama e entrei a formar parte do comité de empresa». Fue una etapa convulsa, sobre todo después de las revueltas de As Encrobas, y los tiras y aflojas entre la empresa, el Gobierno y los sindicatos. En un momento dado, José Antonio Facal y sus compañeros iniciaron las movilizaciones al ver que la empresa no cedía en las pretensiones de los empleados: «Chegamos a encadearnos á ponte da Pasaxe para reivindicar unha mellora dos soldos». Por aquel entonces un operario cobraba «unhas 50.000 pesetas», pero claro, la inflación se comía gran parte de los salarios y la renta per capita caía en picado.

De ahí pasó a ser responsable la CIG en Carballo (estuvo nueve años). Gracias, entre otras cosas, a este cargo, conoció a Evencio Ferrero, alcalde carballés, al que califica «como un amigo, un irmá para min». Aquella amistad labrada entre pegadas de carteles, en plena transición política, perdura hasta la actualidad: «Lembro un día que tivemos que saír correndo nunha pega de carteis en A Casilla para que a Garda Civil non nos collera», relata con una sonrisa pícara. José Antonio Facal estuvo en las listas del BNG en Carballo en dos elecciones, aunque no llegó a salir concejal.

Cariño

Sin duda, recuerda con sumo cariño su etapa en Varilongo: «Foi das mellores da miña vida». Facal se incorporó en la empresa en el año 80, al poco de salir de Meirama. «Daquela traballábamos na mina de volframio e estaño 208 persoas e o soldo medio dun barrenista andaba polas 42.000 pesetas. Os traballadores de Varilongo eran os que menos cobraban de toda España na mina», apunta. La situación laboral se volvió insostenible «porque ninguén da empresa quería falar con nós do convenio colectivo. Estaban todos en Madrid». Los empleados optaron por una postura radical: «Un grupo de compañeiros encerráronse na mina durante 21 días. Lembro as axudas económicas recibidas de compañeiros de Meirama, de familiares. Bares e restaurantes da zona dábannos comida para baixarlla aos compañeiros, encerrados a 136 metros de profundidade. Ata un médico baixou á mina para facerlles revisións periódicas». Pero el órdago a la compañía se produjo cuando los trabajadores se hicieron con varios cartuchos de dinamita: «A prensa daquel entón falaba de toneladas de dinamita, o cal era falso. Acadamos uns dez quilos de explosivos, pero a que montamos foi gorda. Ameazamos incluso con facer estoupar a mina se a empresa non se sentaba con nós a negociar para acadar un acordo».

Dicho y hecho. Hasta Santa Comba viajaron varios responsables de la concesionaria «e 25 coches da Garda Civil con cen axentes», añadió. «Había moita expectación, porque iso de que íamos voar a mina era moi forte, pero non fomos de farol». Por suerte todo aquello acabó bien «e logrouse que aqueles barrenistas que cobraban 42.000 pesetas o mes acadasen un soldo de 96.000». Su etapa en las minas de wolframio y estaño de Varilongo acabó en el año 1985, cuando José Antonio Facal se incorporó a la refinería de A Coruña.

En el 2002 José Antonio Facal Paredes se trasladó de su Carballo natal a Coristanco, de donde es natural su esposa, Lucía. Allí siguió su coqueteo con la política. Y como ocurriera en la capital de Bergantiños, de la mano del BNG. Fue de número tres en las listas en las municipales del 2003, pero salieron los dos primeros de la candidatura: Xosé Manuel Vázquez y Fina Bastón.

«Logo, despois de tantos anos como representante sindical e vinculado ao BNG deixei a política de forma activa», cuenta. Ahora prefiere ver los toros desde la barrera. Aunque eso sí, dejó una reflexión: «A política actual non ten nada que ver coa de hai trinta anos. Daquela existía máis lealdade entre os compañeiros e os partidos políticos».

Sin embargo, en el 2011 lo llamaron por teléfono para ver si podía coger las riendas de la asociación de vecinos de Traba. Lo hizo. Estuvo de presidente hasta hace poco tiempo. Ahora toca hacer balance: «Entre todos os compañeiros logramos pasar de 94 a 358 socios e fixemos moitas cousas: o parque infantil de Traba, obtivemos un local social, recollemos parte do legado histórico de Coristanco a través de fotos antigas, recuperamos parte do noso patrimonio como o lavadoiro do río Conles. A mágoa foi non sacar adiante o novo cemiterio de Traba». José Antonio participa y colabora de forma activa con la entidad vecinal, de la que se siente tremendamente «orgulloso». Sobre su relación con el exalcalde de Coristanco Antonio Pensado indica: «Sempre nos apoiou como asociación veciñal, nunca nos dixo que non a nada. Pero eu son que son, afín ao BNG, e el é do PP. Iso si, sempre houbo unha relación moi cordial entre nós».