Un entroido «internacional» hace crecer Carballo como referente festivo

Patricia Blanco
Patricia blanco CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

El nivel de los disfraces y la multitud de asistentes denotó un concurso reñido e ineludible

27 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El concurso de entroido de Carballo reafirmó ayer que la cita carnavalesca en esta localidad ha entrado en una fase absoluta de consolidación, de auténtico nivel. Centenares y centenares de personas tomaron las calles del centro urbano y la Praza para ver a los entroideiros desfilar, ya fuese a pie o encaramados a remolques y estructuras de lo más pintorescas, fruto de un auténtico esfuerzo de imaginación, organización y detallismo que merece ser reseñado. Peter Punk, a quien le atribuyen ser uno de los mejores payasos de Galicia, condujo entregado las horas de espectáculo con su característico humor -«xa temos ao xurado colocado, mellor dito situado»- y fue él mismo el que definió y tildó el de la capital de Bergantiños como «entroido internacional».

Ello, porque al margen de participantes individuales y grupos, ya eran nada menos que siete las carrozas y once las comparsas que se habían anotado previamente, con medio millar de personas disfrazadas y procedentes, entre otras localidades, de Arteixo, A Coruña, Vimianzo, Carral, Cambre, A Laracha, Coristanco, Zas, Negreira, A Baña, Santiago o, por supuesto, el propio Carballo. Esto es, la localidad se ha convertido en referente, en punto de encuentro, en destino marcado en la agenda festiva de carnaval, algo que también favorecen y recompensan, obviamente, los casi 4.000 euros de gratificaciones por participar, y los más de 3.500 en galardones para las diferentes categorías. La cuantía ha ido a más, y eso, además de la organización, gusta. Repetían, por ejemplo, Os Amigos da Xoldra (A Coruña), y lo hicieron con uno de los espectáculos más vistosos de ayer, junto con Liñaio Fashion Week: se trataba de Los hombres de Paco, subversiva legión de sacerdotes (y sacerdotisas) a las órdenes de un marchoso papa. Dejaron patente que el entroido es cosa de juventud de espíritu.

La actualidad copó parte de la temática elegida para el desfile. Así, por allí había un Trump al lado de un Trump’s Valado (es el famoso muro a la gallega), con Estatua de la Libertad y cañón incluido, siendo el blanco de los disparos mexicanos bailando al ritmo de Jalisco, no te rajes. Iba cayendo ya la luz del día cuando aún seguían desfilando comparsas por la calle Colón, erigida como pasarela ideal. Numerosas personas se agolpaban en torno a las vallas para ver pasar a la comitiva de McLaren, a todo el elenco de Toy Story, a una flamenca con ganchillo y a una hermosa princesa («defraudadoras de Facenda», rebautizadas por Peter Punk), a un caja de música, un esquimal, un erizo, un paracaidista, una nueva versión de Caperucita, un jugador de fútbol americano, los ratones de Cenicienta o Cruella de Vil y Maléfica. Imposible mencionar todos los disfraces, algunos con reflexiones de fondo, como Os labregos do San Luís («o futuro do rural, porque se é pola Xunta...», dijo el presentador) u Os Danzantes, espectáculo de Nemeth que aportó al certamen trajes y bailes tradicionales gallegos (peliqueiros, cintas...) que traspasan fronteras.

Ángeles y demonios, el mundo de Papá Noel («este ano traballa dúas veces»), los tiroleses de Bergantiños, los monigotes de Carballo, King Kong encaramado a la Torre de Hércules, una niña del exorcista que acabó entregándose al Despacito, The Future Band, Barbies y Ken, las dos Marías de Santiago, una reivindicativa comparsa educativa (A culpa é da Lomce), pavos reales, cupcakes de todo tipo llegados de Vimianzo (Non ta o forno para bolos), Furor en la pista (con tintes de musical)...

Hora y media después del inicio del desfile -en el que se pudieron ver actuando hasta tres generaciones distintas-, seguían las exhibiciones, amenizando un Carballo abarrotado y animado asimismo por la charanga Ruada y, ya después de los premios, por el baile de disfraces con la orquesta Trébol.