La jornada de puertas abiertas en el centro carballés aproximó el conocimiento a muchos vecinos
23 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.La ciencia se entiende mejor viéndola, y más si se explica bien. Abas condiciones se dieron ayer y el martes en el instituto Alfredo Brañas de Carballo, en esa Feira das Ciencias (duodécima edición) que tantas vocaciones científicas ayudó a despertar. También surgían antes, conste. Y para próximas ediciones, los profesores deberían analizar los efectos que la visita produce sobre el cerebro de los visitantes que hayan sido alumnos del centro hace, por ejemplo, tres decenios: esa mezcla de nostalgia por reconocer cada rincón, enfrentado al estupor de admirar, entre otras muchas actividades, cómo se moldean bustos humanos en 3D. Y cualquiera, además. Solo hacen falta unos minutos para un escaneo completo de la cabeza y -es lo malo- esperar unas seis horas a que se labre todo el plástico para recoger al otro yo. Estaban en una de las dos aulas habilitadas para el departamento de Tecnoloxía. En la otra, de robótica, la atención y la admiración no eran menores. De los propios alumnos (los de primero de bachillerato hacían de monitores) y sobre todo de los asistentes, amigos, familiares y vecinos en general que quisieron echar un vistazo en la jornada de puertas abiertas, y aprender de una manera cercana, agradable y entendible, porque para eso se podía preguntar.
Cerebros sin efectos temporales también había en el departamento de Bioloxía (un aula y el laboratorio). Cerebros grandes y pequeños, diseccionables y observables, manipulados con la seriedad clínica que se merecen, al igual los hígados (cerdo, conejo, gallinas) en el laboratorio. En el de Física y Química, guiados por el profesor Carlos Álvarez, que más o menos coordina la actividad general (aunque cada departamento tiene sus propios responsables). Los alumnos, en dos laboratorios, podían desde galvanizar estaño hasta analizar cuestiones sobre equilibrio, flotación o la composición de la luz. Y fuera, en el pasillo principal, otro grupo de alumnos, más jóvenes, realizaba otros experimentos variados e igualmente llamativos. De uno a otro lado, un trajín que ya espera por la edición número 13.