Carballo necesita siete millones para acabar con las roturas de la traída

m. rey CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

josé manuel casal

El fibrocemento aún ocupa 35 kilómetros de tuberías, el 20 por ciento de toda la red

23 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Bajo las calles de Carballo se extiende una red de tubos que, si se pusieran en línea recta llegarían hasta Verín. En total, 175 kilómetros de conductos de diferentes materiales y grosores. Las continuas averías en algunos tramos, intensificadas en los últimos días por el cambio al nuevo depósito del Anllóns-Bardoso, que alteró la presión de la red e hizo reventar las tuberías más gastadas, han dejado a la vista una parte de esta red que está obsoleta.

Según un estudio encargado por el Concello de Carballo a la empresa Giga, y dirigido por el ingeniero Juan Cagiao, el veinte por ciento de la red aún es de fibrocemento. Este porcentaje es mayor si nos limitamos al casco urbano. En total 35.000 metros. Gran parte de las viviendas construidas durante el desmesurado desarrollo del casco urbano en la segunda mitad del siglo XX se abastecen con este material, en aquel momento innovador, pero hoy obsoleto. Estas canalizaciones persisten en la mayor parte de los barrios das Flores y A Casilla, en la zona del colegio Bergantiños, As Labradas y Avenida da Cristina, así como en el margen derecho de la Gran Vía, Río Miño, Ponte, el primer tramo de la Vázquez de Parga (zona de Pedras Brancas y centro médico), entre otras zonas, así como el polígono de Bértoa.

La longitud de la red da cuenta del desembolso que se debería realizar para sustituir los conductos desgastados y acabar con las averías. En el estudio se contempla un Plan Director que recoge una partida anual de 466.667 euros hasta 2030 para estos trabajos. En total, la inversión llegaría hasta los siete millones de euros, una cifra muy similar al remanente del que dispone el Concello. El problema es que no puede utilizarse en este tipo de obras. Las calles que se han abierto en los últimos decenios, así como las que han experimentado reformas recientemente, ya cuentan con canalizaciones de materiales más modernos. En julio de 2014, cuando se hizo el estudio, las tuberías de polietileno, un material más flexible, resistente y duradero, ocupaban ya el cincuenta y cinco por ciento de la red, lo que se traduce en más de 96 kilómetros. Esta longitud se ha ampliado en los últimos dos años con las obras del barrio de O Chorís, que en aquel momento aún eran de fibrocemento. Es en la zona rural, sin embargo, donde las tuberías son más seguras, ya que muchos núcleos se engancharon por primera vez a la traída cuando se utilizaban los nuevos materiales.