El deterioro de la sala A Revolta avanza sin que se tomen medidas

Santiago Garrido Rial
S. G. RIAL CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

JOSÉ MANUEL CASAL

En el interior abundan los destrozos y cada vez se ven más restos de fogatas

24 sep 2016 . Actualizado a las 11:57 h.

El deterioro de la antigua sala de fiestas A Revolta de Carballo parece no tener vuelta atrás. Avanza cada día. Desde que, hace un año, estas mismas páginas denunciaron el lamentable estado de abandono del que fue uno de los mejores locales de ocio de la provincia, los daños no han dejado de ir a más. Una simple inspección ocular basta para constatarlo. Exterior, para ver las pintadas en las paredes, los tabiques y los cristales rotos, y los accesos (varios) franqueados. Incluso en el pequeño galpón de la parte trasera sorprende ver algunos elementos bien colocados, como si esperaran ser transportados. Sorprende más ver que subsiste el láser del techo, que en los buenos tiempos, hasta finales de los 90, aún marcaba el cielo carballés con un intenso haz de luz. Tal vez llegar hasta ahí arriba se haga complicado o peligroso para los amigos de lo ajeno. También crece la maleza por la zona este, aunque ese parece ser el menor de los problemas que afectan a este inmueble emblemático. Por la oeste ya no pasa nada (durante mucho tiempo de acumulaban colchones que frecuentemente eran cargados por camiones), porque la propiedad, la conservera Calvo, lo valló hace meses.

La zona frontal también se resquebraja sin cesar. Hubo una especie de vallas que cegaban las ventanas y accesos, pero fueron arrancadas. La reja principal, movida. No es complicado entrar en estas circunstancias.

Pero el acceso se realiza mejor por uno de los laterales. La puerta está abierta, no hay resistencia. Hace un año, el aspecto era lamentable. Ayer, era demoledor. Han desaparecido algunos de los objetos (de relativo valor) que aún se podían ver entonces. Las pantallas curvas del techo siguen ahí, tal vez porque no llaman la atención en una época en la que hasta las planas ya no despiertan el interés de antes. Justo en la entrada hay huellas evidentes de fogatas. Más adelante, otras. La sensación es que algún okupa, o vándalos, pasan o pasaron algún tiempo en su interior. Grandes trozos de falso techo están arrancados. En estancias anexas se pueden ver colchones y otros objetos más o menos personales. También mucha basura.

No es la primera vez que se produce un incendio en el interior al que tuvieron que acudir los bomberos. Es uno de sus principales riesgos. Otro, la insalubridad. El hecho de que no haya viviendas justo al lado puede servir de elemento tranquilizador, aunque no justifica que no se tomen medidas.

Como es una propiedad privada, no es fácil. Podrían hacerlo los propietarios, pero de momento no ha ocurrido. Y eso que el que tiene la participación mayoritaria, residente en A Coruña, señaló en noviembre del año pasado que se vallaría en breve. Nada de eso ha ocurrido.

Una de las participantes en la comunidad de propietarios (minoritaria: posee solo un 10 %), que sí reside en Carballo, se dio de baja hace un tiempo como administradora, como explicó ayer, así que la responsabilidad recae ahora en el primero.

Hace un año, uno de los dueños dijo que se vallaría, pero no se ha hecho nada