Carballo se abastece de sardina y marisco para celebrar el San Xoán

Cristina Viu Gomila
Cristina viu CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

El pescado típico de la noche más corta del año llegó a los 15 euros el kilo

24 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Probablemente el de ayer fue uno de los jueves de mercado más concurridos del año en Carballo. El hecho de que coincidiera con la víspera de San Xoán, festivo local, disparó las ventas, que se centraron en los puestos de pescado y carne, para las cachelas de ayer, pero también para las comidas familiares de hoy.

La sardina fue el producto más requerido. Llegó a los 15 euros el kilo a primera hora, pero las siguientes remesas no pasaron de los 12, un precio mucho más alto que el alcanzado el año pasado en la misma fecha, cuando rondaron los diez euros. Distinta fue la situación del 2014. La escasez disparó la cotización hasta los 20 euros también el 23 de junio.

En este caso el tamaño de la sardina no era todo lo grande que cabía esperar, algo de lo que se quejan los cerqueros de la Costa da Morte.

Para los que no estaban dispuestos a realizar un importante desembolso para mantener la tradición existía la posibilidad de optar por el churrasco. Las carnicerías estuvieron también llenas toda la mañana, con largas colas para abastecerse.

Para las comidas familiares de hoy, que son una de las principales tradiciones del San Xoán carballés, hubo una amplia oferta de marisco, casi como la que hay el día de Nochebuena y a precios casi similares.

El percebe de Corme, de tamaño regular, se pagó a 50 euros el kilo. También se podía conseguir este crustáceo, un poco más pequeño, por 40 euros. Asimismo hubo cigalas de distintos tamaños y calidades, entre 25 y 40 euros el kilo, además de centollo, a 30 euros, igual que las nécoras, que fueron, junto con el percebe, unos de los mariscos más demandados.

Fuera de la plaza de abastos, los puestos tuvieron que convivir con las atracciones de las fiestas. Los ramos con las hierbas para perfumar el agua dejada al relente costaban 1 euro y las patatas nuevas, para acompañar las sardinas, superaron el euro el kilo y en muchos casos se pagaron a 1,5, un premio muy elevado, fruto de la escasez. Además hubo una amplia oferta de pimientos tipo Padrón y llegaron los primeros tomates de la zona.