Protección para el chorlitejo patinegro en Baldaio

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CARBALLO MUNICIPIO

El ave está en el catálogo gallego de especies amenazadas en la categoría de vulnerable

03 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El chorlitejo patinegro, también conocido como píllara das dunas, es un ave limícola (que vive en el limo o en el lodo) que está incluida en el catálogo gallego de especies amenazadas. La Asociación Profesional de Agentes Medioambientales (Aprofaga) calcula que en la costa cántabra atlántica solo hay 75 parejas reproductoras y que todas se encuentran en los arenales gallegos. Hay 28 playas en las que se ha localizado esté pájaro, que tiene la categoría de vulnerable, y entre ellas está la de Baldaio.

Desde hace dos años existe un plan de conservación de la especie en Galicia, ya que la mayor parte de la población española está en Andalucía y el Mediterráneo.

Los trabajos realizados por los agentes medioambientales están destinados tanto a la protección de los ejemplares adultos como de las áreas de cría y sus nidos, con el fin de obtener el éxito reproductivo. Las labores consisten básicamente en la instalación de una valla en las zonas de puesta de los arenales. Se colocan una especie de jaulas y la señalización de las áreas. La idea es disminuir el número de predadores.

También se han colocado carteles informativos para evitar la aproximación reiterada de personas y, sobre todo, de animales domésticos. En las playas que forman parte del plan de conservación está prohibido dejar sueltos a los perros, por el peligro que puede suponer para la píllara das dunas. Al parecer es frecuente que los perros maten a las aves adultas o jóvenes y que pisen los huevos.

Los principales problemas para estos animales son la alteración del hábitat, con la construcción de paseos o embarcaderos, la limpieza mecanizada, las presencia de humanos y animales domésticos en los arenales, además de otros predadores naturales.

El chorlitejo patinegro está en época de puesta. Entre abril y agosto ponen entre 2 y 3 huevos, pero solo sobrevive un pollo cada dos parejas, menos de la mitad del mínimo para mantener la población en Galicia.