Llevaban mucho tiempo apagados, pero desde el viernes ya están en marcha de nuevo. Los aforadores -llamativo nombre para los controladores de velocidad por radar que no tienen funciones recaudatorias, sino de advertencia a los conductores y estadísticas- ya sonríen a los coches que pasan a la velocidad permitida o inferior (en la calle Valle Inclán, a un máximo de 20) y ponen cara de descontento si se supera. El caso es que faltaban las baterías, porque se agotaban demasiado rápido, y ya tienen las nuevas. Ahora hay que esperar que aguanten más que las anteriores. O incluso pensar si no sería mejor haberlas adquirido con paneles solares o con posibilidad e conexión a la red, para aprovechar mejor la inversión. Parece que, como no multa, no sirve de mucho, pero esa cualidad estadística (también se instaló un detector en un semáforo de la Vázquez de Parga) sirvió, hace poco más de un año, para constatar que muchos conductores superaban los límites, sobre todo en la entrada a Carballo. Los datos eran realmente llamativos, y al menos esos números ayudan a tomar medidas de control posterior.
Habrá que esperar a ver si los nuevos datos (cuando los haya) son alarmantes o no. De esa misma época es el proyecto de dotar a algunos puntos de Carballo del ya célebre fotorrojo, esa cámara situada junto a un semáforo que retrata y sirve para sancionar si no se respetan los colores. Pero deberá esperar hasta que se aclare jurídicamente si son válidos o no. Y todo a raíz de ese fallo del Supremo que anulaba las multas en uno de San Sebastián. Algunos que funcionan en Galicia ya se han revisado, y otros siguen como siempre. La concejala responsable del área de Mobilidade, Milagros Lantes, habló no hace mucho con representantes de la empresa que los instala para decirles que hasta que se aclare la polémica no se tendrán en consideración. Y después, ya se verá. Porque el pliego estaba en marcha, pero ahora tendrá que descansar una temporada en los cajones.
La movilidad, ya se ve, ocupa una buena parte de la agenda municipal de Carballo desde hace unos años, pero no es el único concello de la zona que le dedica casi media concejalía. En Fisterra también andan a vueltas con ella, sobre todo tras la peatonalización de parte del centro. Como siempre, con encendidos debates sobre los pros y los contras (también ocurrió en Pontevedra al principio). Y ahora ese departamento anuncia que el tramo vedado a los coches de la calle Real queda fijado, hasta Semana Santa, desde las 15.00 horas de los sábados hasta las 22.00 del domingo. A ver si otros más se animan a seguir ese camino y con el mayor consenso posible.