Lourdes García, artista establecida en Cataluña y que vivió en Carballo hasta los 18 años, forma parte del musical
05 feb 2016 . Actualizado a las 10:36 h.La vida de Lourdes García Espinal también tiene algo de la épica y el lirismo de un musical. Sus padres, catalanes de Manresa, decidieron hacer el viaje de novios a Galicia. Y aquí se quedaron. No una temporada, sino 18 años, hasta que regresaron y se establecieron en Sant Quirze, al lado de Sabadell. Primero, muy poco tiempo, en A Laracha, y el grueso del tiempo en Carballo. Fue ahí donde se crió Lourdes, y donde pasó los mejores y más decisivos años de la vida: la infancia, la adolescencia y la primera juventud. Tiene 36 años, así que cada mitad de su vida la ha repartido entre los dos extremos de la Península.
Lourdes es una de las cantantes del musical Sister Act, un espectáculo equiparable a otros tan célebres como Mamma mía o El Rey León. Está basado en la famosa película del 92 de Whoopi Goldberg, que en España se tradujo como Una monja de cuidado. Fue estrenado en Barcelona en el 2014, y lleva ya 400 funciones representadas, tras pasar por 21 ciudades. La próxima semana, y hasta el 6 de marzo, estará en Valencia, y después recalará en Madrid por varios meses.
¿Y cómo llega Lourdes hasta este espectáculo? Sin duda, tras una larga trayectoria musical, que comenzó precisamente en Carballo, pero con una vida ya establecida en Cataluña, y en un pueblo que le recuerda bastante a Carballo por número de habitantes e incluso deportes. «Aquí, en Sant Quirze, temos un equipo de baloncesto e de balonmán», explica.
Empezó a cantar en el Conservatorio de Carballo, aunque tarde. Tocaba la guitarra y en las antiguas aulas (cuando ella se fue, el Pazo aún estaba en obras) se formó con la tuba: este era el instrumento que tenía en la banda carballesa. Se enamoró de la agrupación musical en una visita que sus intérpretes hicieron al instituto (Lourdes estrenó el Parga Pondal). El músico de la tuba se fue, y ella mide más de 1,80 centímetros: ambos factores confluyeron y la llevaron a ella por ese camino. Manuel Barros, el antiguo director, le decía: «¡Tocar muy bien, no tocas, pero limpia la tienes!».
Lo de cantar llegó mucho después, casi sin esperarlo, ya en Cataluña. Coincidió un viaje de una coral filipina muy importante en todo el mundo, que se ha llevado numerosos premios. Se hicieron amigos. «Quedei impresionada con eles polo ben que o facían. E cando baixaban do escenario, non tiñan egos. Fascinoume», recuerda. Una vez le pidieron que cantara algo. Ella mostró resistencia, pero se animó. Y lo hizo tan bien que le aplaudieron. Más o menos así empezó todo.
Después, todo fue poco a poco. Se metió en la coral de su pueblo y acabó de directora. De esta, y de otras cuatro. Dirigía y daba clases. La segunda fase vital y profesional fue cuando descubrió el mundo de los musicales. Tanto le marcó que esa es su vida actualmente.
Fue cuando estudiaba Biología en la Universidad. Escuchó Los Miserables, comenzó a investigar. Disfrutó de algunos espectáculos extraordinarios. Empezó a formarse con Daniel Anglés, director de Mamma Mía, de Los Miserables o de La Bella y la Bestia.
Formación
Después llegaría su oportunidad con Sister Act, y hasta hoy. Sigue formándose, y viajando. A Londres, por ejemplo, templo de los musicales, junto a Broadway. En su recorrido ha pasado por Galicia. En concreto, por Vigo. No es la única vez que ha recalado en Galicia. Al contrario, ha venido muchas veces, sobre todo a Carballo, su otra patria. «Bótoo moito de menos», confiesa. Nunca ha cantado aquí profesionalmente. Sí como directora de una coral, cuando vino al festival de habaneras del San Xoán. Fue en el 2014. Nota el pueblo muy cambiado, explica. Pero se mantiene la esencia del que ella conoció durante tantos años desde el barrio de A Casilla.
