El uso diario de la bicicleta se resiste en las calles de Carballo

Santiago Garrido Rial
S. G. Rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

Dos padres llevan a sus hijos a clase sobre ruedas llueva o haga sol

27 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La humanización de las calles de Carballo no consiste solo en la peatonalización de algunas calles del centro, aunque obviamente esa sea uno de los requisitos imprescindibles. También obliga a una actitud activa de los ciudadanos, con desplazamientos habituales a pie o en bicicleta. Los primeros son difíciles de cuantificar, pero los segundos no: apenas existen. No hay más que recorrer las calles de la localidad todos los días para constatar que los ciclistas son muy pocos.

Nada que ver, de momento, con lo que ocurre en centenares de ciudades y pueblos de centro y el norte del Europa, que tienen muchas más cuestas y peor clima del que hay en Carballo. Es una cuestión de costumbres, incluso generacional, que tardará en cambiar, aunque ya parece que se ven algunos indicios. Guarda relación con el Pedibús (que los niños acudan en grupo, y a pie, a la escuela, además de la vuelta a casa). Sigue habiendo grupos del Fogar y del Bergantiños, una actividad que comenzó el año pasado, pero cuando llega el mal tiempo, la participación ya es escasa. Anoche, precisamente, se celebró una reunión para analizar la situación, señaló ayer la concejala Milagros Lantes.

En el caso de las bicicletas, contrasta esta carencia con las actitudes de algunos vecinos, decididos defensores del uso urbano de las dos ruedas. Hay dos ejemplos que cada día llevan a sus hijos al Fogar y los van a buscar. Uno de ellos lo protagonizan el matrimonio formado por el carballés Manuel Alonso y la suiza Stefanie Ledermann, que cada día llevan y traen al Fogar a Nico, de 3 años. Empezaron este curso. El padre se encarga de llevarlo por la mañana, y la madre de ir a buscarlo al mediodía. «Ao neno gústalle, está encantado», señala el progenitor. Los dos son deportistas (él tiene negocios relacionados con el surf desde hace años), y la mentalidad helvética de la madre también influye. Alonso cree que en Carballo hay buenas zonas para desplazarse en bicicleta, pero aún falta el empuje que anime. «Hai que ter vontade», y eso incluye tanto la actitud particular como el fomento por parte de los poderes públicos.

Uno y otro progenitor coinciden siempre con Juan Seoane Collazo, que lleva y recoge a su hijo Pablo, de 4 años. También es el primer año que se desplaza con él. «Encántalle» resume. Da igual que llueva o no, aunque lo que va de otoño ha sido benigno, y si algún día diluvia, pues habrá que ver qué hace.

La idea es seguir siempre. Juan usa la bicicleta también para temas personales y del trabajo, es un defensor acérrimo de este transporte. En ocasiones, otros padres bromean con él al decirle que aparca muy bien, en plena entrada del colegio, una posibilidad y comodidad que no tiene ningún coche.