Muchas son de pequeñas dimensiones, carecen de luz o están cubiertas de maleza
25 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Las carreteras de la Costa da Morte están plagadas de rotondas. De todos los tamaños, formas y colores. Pero más o menos la mitad tiene algún tipo de deficiencia. O son de reducidas dimensiones, como la de A Milagrosa en Carballo, o la de la AC-552 a su paso por Coristanco, que dificultan sobremanera el giro de los vehículos pesados. Otras están mal diseñadas, como la de la Avenida de Malpica carballesa. Esta infraestructura no está repartida de forma proporcionada entre los dos carriles. Los vehículos que entran para Carballo apenas tienen que girar el volante para rebasarla. No sucede lo mismo con los salen de la capital de Bergantiños.
Las deficiencias de otras rotondas están relacionadas con la escasa iluminación, como la de la AC-552 en Bértoa o la de acceso desde Carballo a la autopista AG-55, que suponen un riesgo par la circulación cuando es de noche o cuando llueve con intensidad.
Y otras glorietas directamente están cubiertas de maleza. Hasta los topes. Y hasta tal punto que, el algunos casos, dificultan el tráfico. Un ejemplo lo representa la rotonda que da acceso a la segunda fase del polígono de Bértoa por la autopista. Los conductores toman estos trazados prácticamente a ciegas. Solo con las luces de sus vehículos, ya carecen de campo total de visión.
En el otro lado de la balanza están aquellas que han supuesto una mejora para los usuarios de las vías. La de O Esperón, en Cerceda, fue recibida en su día como agua de mayo. Desde su puesta en marcha los índices de siniestralidad en este tramo de 300 metros cayeron en picado. O la de Buño, que ha mejorado mucho con la instalación de un sistema de alumbrado.
También necesitará mejoras una de las dos glorietas de acceso al polígono industrial de Cee, concretamente la ubicada junto a la Peugeot y por la que se entra directamente al Mercadona, que ha recibido muchas críticas por parte de los conductores y incluso tachas técnicas.