A golpes por discrepancias sobre dónde enterrar a un familiar

M. Rey CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

Ana Garcia

La trifulca se desató en el tanatorio porque los padres de un hombre de 30 años quieren enterrar a su hijo en Carballo y sus hermanos en A Coruña

30 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

David Bardanca Iglesias falleció esta semana en la prisión de Teixeiro. Con poco más de treinta años se le acababa una vida que no fue fácil desde el principio. Según algunos de sus hermanos, el difunto, el menor de los nueve, había dicho que su voluntad era descansar en el cementerio coruñés de Feáns para estar cerca de su pareja y sus hijos, que viven en la ciudad. Pero sus padres no pensaban igual. Isolino y María querían que los restos de su hijo reposasen en Carballo, su tierra natal. Cuando los hermanos de David tenían todo preparado para el velatorio en A Coruña, se enteraron de que sus progenitores se habían presentado en el juzgado de guardia de Betanzos para solicitar el traslado de su hijo a Carballo. Fue entonces cuando se desbordó una tensión acumulada desde hace muchos años.

A bastonazos

En la tarde del sábado, los hermanos del fallecido acudieron al tanatorio de Carballo para pedir explicaciones al patriarca de la familia. Isolino los repelió a bastonazos, según cuenta alguno de sus hijos. «?Se entrades pégovos un tiro?, nos dijo», cuenta uno de los hermanos Bardanca Iglesias. La otra parte también declara que hubo amenazas por parte de los hermanos de David. «Se nos ataca teremos que defendernos», justifica uno de los hermanos. Al lugar tuvieron que acudir las fuerzas de seguridad. Viendo que la tensión crecía, la empresa funeraria decidió no reclamar el cuerpo, que estaba en el Chuac a la espera de la autopsia, mientras no hubiese una resolución judicial. Como David no había dejado escrita su voluntad y los padres tenían potestad sobre el último viaje del difunto, el juez autorizó el traslado del cadáver a Carballo. Los trabajadores de la funeraria recogieron el cuerpo en el hospital ayer por la mañana.

Desde primera hora, los padres del fallecido estuvieron en la capilla ardiente velando los restos de David. En la puerta, dos patrullas de la Policía Local y la Guardia Civil mantenían la vigilancia para evitar otro enfrentamiento.

Mientras, en la calle, a cien metros del tanatorio, aguardaban la mayor parte de los ocho hermanos del difunto para evitar cualquier tipo de enfrentamiento. Allí recibieron el pésame de otros familiares y amigos que lamentaban que el odio y el rencor llegase a tal punto. Isolino no quería ni verlos. «E nós a él tampouco», replicó uno de sus hijos mientras acusaba a su padre de auténticas aberraciones que, supuestamente, cometió contra ellos y su madre, y que fueron el germen de la mala relación.

Finalmente hubo acuerdo, y los padres accedieron a que los hermanos pudiesen ver a David desde la tarde de ayer hasta primera hora de hoy. A las nueve de la noche se produjo el relevo. Todo bajo la supervisión de la Guardia Civil.

A lo largo del día de ayer, mientras, el cuerpo inerte de David espera su último viaje en una sala del tanatorio, no dejaban de escucharse insultos y amenazas cruzados por parte de ambos bandos. Esta tarde a las cinco tendrá lugar el entierro en la parroquia de Sísamo. Está previsto un amplio dispositivo policial para evitar nuevas confrontaciones.

Después de una vida turbulenta, David aún no puede descansar en paz.