El proyecto Xenoma do Mar dio sus primeros pasos en el Alfredo Brañas

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

Ángel Carracedo pidió la colaboración de los estudiantes de bachillerato

25 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Ángel Carracedo fue el protagonista de la primera jornada de la Feira das Ciencias del instituto Alfredo Brañas de Carballo. Por la mañana realizó dos experimentos para alumnos de bachillerato y, de paso, les propuso trabajar en un proyecto que tiene en mente desde hace años. Junto con el premio Nobel Richard Roberts, a quien prometió llevar al Alfredo Brañas en su próxima visita, ha empezado a trabajar en un proyecto del genoma marino. Se trata de recoger y secuenciar el ADN de los seres que todavía pueblan el mar para «volver a facelos». Explicó que para ello solo es necesario crear cromosomas artificiales, algo que parece de ciencia ficción, pero que está más cerca de lo que creemos.

El catedrático de Medicina Forense debía realizar una práctica de electroforesis, una técnica de separación bioquímica. Aunque parecía que nada tenía que ver con los peces eligió sangre de pinto y maragota y albúmina de pinto y de muxo. Cuando para entretener la espera de los resultados pasó diapositivas sobre el fondo marino quedó claro que ese era el medio en el que quería moverse con los estudiantes.

La idea es recoger el ADN de especies que están prácticamente desaparecidas como el santiaguiño o la caracola. Ángel Carracedo les habló de su afición al buceo, a la pesca submarina y les explicó cómo sería su trabajo en una iniciativa que, de momento, está solo en la cabeza del investigador y que ahora ya forma parte de los deberes estivales y de fin de semana de los estudiantes del Alfredo Brañas.

Antes de ir a comer con los estudiantes, el catedrático, descubrió una placa que recordaba su presencia ayer en el centro. La realizó el oleiro Eloy Mancebo y hace referencia a la vocación de farero que tiene el director del nodo principal del Centro Nacional de Genotipado. Estuvo el alcalde, Evencio Ferrero, y la concejala Milagros Lantes, además del inspector de Educación.

Por la tarde, Ángel Carracedo continuó hablando con los estudiantes de todos los temas, desde las salidas laborales de veterinaria hasta los gustos culinarios de los japoneses, pasando por los idiomas que habla o incluso la profundidad a la que es capaz de bucear.

Feira das Ciencias

Matemáticas. El aula en la que se desarrollaron los proyectos de matemáticas parecía más una clase de manualidades. La razón era la representación práctica de la teselación (regularidad o patrón de figuras que cumplen completamente una superficie) de los tetraedros de Sierpinski, que es un fractal u objeto geométrico que puede construirse a partir de cualquier triángulo u otra figura. Además, en la entrada está abierta una exposición sobre mujeres astrónomas. 

Tecnología. Los alumnos explicaron cómo funcionan las puertas de un garaje o de un local comercial automatizada con sensor. Como en otros proyectos, la forma de interesar realmente a los visitantes era haciéndoles preguntas sobre la exposición que acaban de ver, Para los vencedores había caramelos o palomitas. También hablaron de drones y coches programados y de impresión en tres dimensiones. Muy cerca había un concurso sobre enfermedades y genética.

Física y Química. En el laboratorio realizaron fotografías con cámaras utilizando el rudimentario sistema de la imagen invertida, que les permitió retratar a las participantes y sus compañeras. Carlos Álvarez dirigió el grupo de Uxía, Rocío, Paula e Irene. En el aula de al lado, en Antropología, se hablaba del origen de la humanidad, de Eva Mitocondrial, y, por su puesto, de sexo y hormonas. Para atraer visitantes pusieron un cartel de Cincuenta sombras de Grey.

Botánica. Las plantas tienen mucha presencia este año en la Feira das Ciencias. Uno de los proyectos trata sobre los olores (también los de origen animal), que había que reconocer de la mano de Soraya, y otro sobre el reconocimiento de los frutos, las hojas y las flores. También hubo especias, cuya historia contaba Aarón.