«Eu deféndome moito en por min»

Juan Ventura Lado Alvela
J. v. lado CEE / LA VOZ

CAMARIÑAS

JOSE MANUEL FERREIRO

El exconcejal de Camariñas y jugador de baloncesto, gran conocedor de la zona, analiza las trabas para moverse en silla

26 jun 2017 . Actualizado a las 00:37 h.

Una poliomielitis con tres meses obligó a Antonio Castro Pardiñas (Santa Mariña-Camariñas, 1963) ha labrarse en la vida un camino diferente, el que le marca la silla de ruedas con la que se desplaza, que no le ha impedido ser concejal de su pueblo, destacar a muy bien nivel en el baloncesto adaptado y convertirse en un gran conocedor de Camariñas y de toda la Costa da Morte, que analiza desde la óptica de las barreras arquitectónicas.

«Eu deféndome moito en por min, manéxome perfectamente coa cadeira. Son un pouco un caso aparte, pero ben distinto é para a xente que está así de accidente, porque aínda que se avanzou moitísimo, quedan moitos sitios nos que para nós é dificilísimo movernos», explica Castro, que fue de los pioneros del baloncesto en Ponte-Cabana, cuando solo un pequeño puñado de personas con movilidad reducida se atrevían con el deporte en la Costa da Morte. Lo cogió con tales ganas que enseguida empezó a destacar. Lo vieron jugar en Ourense y lo fichó el Nós Culleredo, que le permitió jugar durante una década en categorías nacionales. «Tiña que ir dous días á semana á Coruña adestrar e máis o día do partido, pero foi unha das mellores cousas que me pasou, porque isto para nós é moi importante: motívache, dache forzas e ganas de facer outras moitas cousas», detalla.

Eso sí, recorrer España también le sirvió para darse cuenta de que los problemas de movilidad no son exclusivos de la Costa da Morte y lo eran menos hace unos cuantos años, porque pasaban auténticos calvarios a la hora de desplazarse o alojarse cuando iban a competir.

En el caso concreto de Camariñas, donde fue concejal del PSOE y luego no adscrito a finales de los 90, después de que dejase el cargo su padre, Castro explica que «hai zonas como a do porto que están ben, pero moverse polo medio do pobo xa é outra cousa», algo que también nota especialmente en Fisterra o Corcubión, por ejemplo. Sin embargo, lo que más le llama la atención es la falta de acceso en edificios públicos. «A rampla do Concello púxose cando entrei eu de concelleiro [1999], pero aínda hoxe coa cadeira de rodas só se pode chegar ata a entrada, ata a planta de abaixo. Despois, se necesitas calquera cousa tés que chamar a un funcionario que baixe a atenderche ou ao que sexa», se queja Antonio.

En cuanto al comportamiento de la gente, hablando ya como conductor de uno de los primeros coches adaptados de la zona -«só había outro o de Francisco de Camelle» desde hace más de 30 años, Castro dice que «hai de todo» porque «a xente bótalle un morro que nin dios» y le resulta habitual encontrarse las plazas reservadas ocupadas por automovilistas que realmente no tienen esa necesidad.

En cualquier caso, y dificultades aparte, este camariñán, de carácter extrovertido y muy hablador, lo que le abre puertas allá por donde va, no se priva de recorrer numerosas de las fiestas populares que se celebran en la comarca, que no se caracterizan precisamente por su accesibilidad.

«A rampla do Concello púxose cando entrei eu e aínda hoxe só se chega á entrada»