Los trabajos en la caseta están sobre la mesa de contratación del Concello y podrían arrancar en poco más de mes y medio
29 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Un recuerdo cadavérico de lo que en su día fue. En eso es en lo que se ha convertido el museo al aire libre de Man en Camelle, que, con el paso de los años y el abandono, ofrece una perspectiva parecida a la de los restos pétreos de civilizaciones milenarias.
Han pasado apenas unos lustros, pero el entorno se ha ido despoblando de todos los elementos que le daban vida a la piedra, hasta el punto de que, en su gran mayoría, son los cantos rodados con los que el artista elaboraba sus creaciones el único testimonio del esplendor del lugar.
La obra de Man necesita un mantenimiento continuo. Eso era precisamente lo que le daba él, antes de el abandono de la medicación después del desastre del Prestige le costase la vida. A diario estaba reponiendo los elementos que se llevaba el mar, el viento o simplemente iban desapareciendo por su naturaleza contingente. Cada reparación era al tiempo un apaño y una expansión creativa que configuraba su universo.
Fallecido el naturalista germano, que con su obra y su particular estilo de vida, puso Camelle en el mapa; pese al dinero legado y a las múltiples propuestas, algunas muy grandilocuentes, poco se ha hecho por preservar la parte más física de su arte -hay otra mucha: pictórica, literaria, fotográfica que sí se conserva en buena medida-, con lo que todo lo que rodea el proceso está revestido de verdadero despropósito.
Ahora, el Concello, que como otras instituciones y la sociedad de la Costa da Morte en su conjunto, no está exento de responsabilidad; al menos va a tratar de cumplir su voluntad de ser enterrado en la caseta en la que vivió. Los arquitecto Juan Creus y Covadonga Carrasco diseñaron un proyecto de consolidación y recuperación, cuyas obras están en estos momentos para ser contratadas. Según explicó ayer el concejal Juan Carlos Canosa, ya han abierto los primeros sobres de las ofertas empresariales, los que tienen que ver con cuestiones documentales y técnicas, y entre esta semana que viene y la próxima, harán lo propio con las propuestas económicas, por lo que él calcula que «máis ou menos en mes e medio» el proceso puede estar resuelto.
Los trabajos los dirigirán también Creus y Carrasco, que tienen una trayectoria más que consolidada, y al menos es un paso frente a una afrenta histórica. Ahora bien, se trata únicamente de la que fue la vivienda de Man. El resto del entorno no se toca, ya que incluso hay establecida una importante disyuntiva al respecto: la de si tiene sentido o no continuar o reponer su obra sin él. Muchos expertos tienen claro que sería posible y se ha hecho infinidad de veces en la historia, pero no parece que vayan a ir por ahí los tiros.