Rescatar el pasado para construir futuro

Juan Ventura Lado Alvela
J. V. Lado CRÓNICA

CAMARIÑAS

14 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El alcalde de Camariñas, Manuel Valeriano Alonso, decía esta semana en Radio Voz que el futuro va a ser de quien sea capaz de «pór en valor o seu medio natural». Se refería a la generación de energías limpias y al aprovechamiento de riquezas como la Rede Natura, que en su caso afecta a más de la mitad del territorio del Concello, pero esa reflexión cabría extenderla también no solo a lo que viene dado por la naturaleza, sino a aquellas bienes que han legado la generaciones pasadas a través de los siglos.

Si la Costa da Morte está cada vez más claro que deja día a día de ser fundamentalmente pesca y agro para transformarse en turismo y servicios, resulta indiscutible que a los cientos de miles de visitantes que llegan todos los años de las partes más diversas del mundo hay que ofrecerles algo más que puestas de sol únicas y caldeiradas inigualables. Si lo que se pretende es que los peregrinos, los turistas hagan algo diferente a tocar las piedras del cabo Fisterra y darse la vuelta para sus casas hay que ofrecerles alternativas en lo que los profesionales del sector consideran que es la clave de todo esto: prolongar las estancias y desestacionalizar los tránsitos.

Eso no significa que haya que construir ciudades de la cultura, guggenheims y olímpicos de Múnich, entre otras cosas porque faltan los recursos para ello y la experiencia demuestra que quienes llegan hasta el fin del mundo lo que buscan es autenticidad y diferenciación.

El propio Alonso apuntaba que no se debe pensar que todos los veranos van a ser como este y que no se puede vender sol, porque lo más probable es que el que venga se lo encuentre bastante racionado, con lo que hay que «vender temporais», decía el alcalde, en una idea que se puede extrapolar al patrimonio.

Resultaría inviable pensar, por mucho mérito que tengan los creadores locales, que lo tienen, que se puede competir aquí en pintura gótica o en escultura expresionista. En cambio, si es posible hacerlo en vestigios megalíticos, en etnografía de la edad del bronce, en historia naval sumergida, en arquitectura románica, en fotografía de la primera mitad del siglo pasado, en rutas religiosas, en circuitos de las señales marítimas... en un amplio abanico de recursos del pasado que bien utilizados pueden servir para construir el futuro y ponerle el pecho, en lugar de las dos mejillas, a la alarmante despoblación.

Falta iniciativa, gestión, inversión pública y privada y otras muchas cosas, pero se están dando pasos. Por ejemplo en la misma Camariñas y en Fisterra al empezar a cobrar entrada en los museos. Generalmente las cosas se valoran cuando cuestan y para mantenerlas hay que pagarlas, con lo que aquí se abre un camino.