Chapapote sobre el legado de Man

Juan Ventura Lado Alvela
J. V. Lado CRÓNICA CIUDADANA

CAMARIÑAS

10 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Las duras palabras de Gnädinger, el sobrino de Man de Camelle, dirigidas al alcalde de Camariñas, Manuel Valeriano Alonso, en una carta también enviada a La Voz han venido a sacarnos los colores. A todos. Primero al alcalde y al Concello porque solo el fanatismo militante puede obviar que todo lo que tiene que ver con el legado del naturalista, que tanto hizo por poner el nombre de Camelle en el mapa, constituye un auténtico esperpento. Pero también al resto de la Administración, porque no hay que obviar, y así lo recuerda Clemens, que el artista, que vivía con lo mínimo imprescindible dentro de su filosofía de respeto por el medio natural, dejó en herencia 125.000 euros que se los quedó, así sin más porque lo dice la ley, el Estado español. Y tampoco la sociedad entera de la Costa da Morte está libre de culpa por, salvo honrosas y contadas excepciones, no mover un músculo en favor de la memoria de un símbolo

En su testamento solo pedía -y parece que no es mucho después de lo que le ha aportado a la comarca- que lo enterrasen en su museo, ese que construyó piedra sobre piedra con sus propias manos y que ha tardado en desaparecer casi por completo en una ínfima parte del tiempo que llevó hacerlo. Aparentemente ese deseo se cumplía el 28 de diciembre del 2012, cuando muchos de los presentes y el propio sobrino creían que el acto simbólico de depositar las cenizas de Man en su caseta tendría su continuación real de manera casi automática.

No fue así y aún hoy, como expresa Clemens, el paradero de las cenizas se maneja como un secreto de Estado y ya no se sabe si están en la Casa da Cultura, en la de una vecina o custodiadas en el propio Concello. Cierto es, como dice el alcalde, quien asegura que no piensa contestar la carta por «cousas que non teñen sentido», que el funcionamiento burocrático ha tenido mucho que ver en el retraso del cumplimiento del deseo de Man. Hubo que pedir muchos permisos -aunque ya están concedidos desde hace un año- y también hacía falta el dinero para acometer la actuación, algo que, por increíble que parezca, con una fundación a su nombre y con toda una comarca que debería estar detrás, ha llegado recientemente con una subvención provincial.

El estudio del ceense Juan Creus, uno de los arquitectos más reconocidos de la zona y de Galicia, tiene el encargo de diseñar la restauración de la caseta y, en cuanto entregue el proyecto, desde el Concello aseguran que se pondrán manos a la obra. Por tanto queda aguardar que así sea, a ver si en menos de otros tres años, por «dignidad» como dice Clemens y porque lo contrario sería echar más chapapote sobre el legado de Manfred.