El precio de los berberechos cayó en Camariñas hasta los 1,8 euros

C.V.G. carballo / la voz

CAMARIÑAS

La agrupación cerró los bancos y los mariscadores solo recogieron almeja

25 sep 2015 . Actualizado a las 23:48 h.

La apertura de los bancos marisqueros de Noia ha sido la causa de que el precio de los berberechos de Camariñas cayera el jueves hasta los 1,8 euros, menos de un tercio de la cotización habitual. Ayer, los mariscadores ya no cogieron berberecho porque competir con el de la ría barbanzana es imposible.

En la desembocadura del Anllóns dejaron de trabajar en cuanto se terminó la veda en Noia, pero en Camariñas llevan meses sin poder mariscar por la presencia continua de toxina. Intecmar abrió el viernes la zona, pero hasta el jueves no hubo marea. El colectivo solo había podido trabajar un día desde el 30 de junio. En otras ocasiones fueron a faenar, pero tuvieron que devolver los moluscos al mar porque la prueba dio finalmente positivo en PSP (paralizante), que es muy frecuente en la rada. De hecho, la incidencia de esta toxina es especialmente alta en la ría. También ocurre en Miño y Baiona. En el caso camariñán también hubo algún episodio de ASP (amnésica), pero la lipofílica, la más habitual en el Anllóns, es muy rara en Camariñas.

La agrupación está formada por más de un centenar de personas. El jueves el tope era de 8 kilos, pero fueron muy pocos los profesionales que lo consiguieron porque la marea era mala y hay poca cantidad. Hacía meses que los profesionales no habían podido trabajar el año anterior tuvieron que ir al paro porque la zona fue arrasada por los temporales del invierno.

Ayer abrieron solo la almeja. El tope de japónica se sitió en los dos kilos, porque la especie no consigue recuperarse, pero hubo muy poca cantidad. Mejor fue con la fina, que casi rozó los 25 euros el jueves y ayer superó los 21. De esta los mariscadores pudieron recolectar hasta tres kilos, pero también fueron pocos los que alcanzaron el máximo.

Los profesionales del sector se mostraron el jueves muy molestos por la situación porque llevan casi tres meses sin trabajar y ahora que lo hacen solo alcanzan precios mínimos. Algunos eran partidarios de devolver al mar los moluscos en lugar de ofrecerlos tan baratos.

Ahora el colectivo teme que la toxina entre de nuevo en la ría, sobre todo si se mantienen unas temperaturas tan elevadas, como ha ocurrido anteriormente.