Romería de veteranos en el polideportivo

A LARACHA

ana garcía

Más de 1.200 vecinos de A Laracha y Cerceda celebraron ayer la fiesta que sus concellos les dedican

21 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

No hay romería que se precie en la que pueda faltar el pulpo y la empanada en el menú. Ayer en A Laracha y en Cerceda se sirvieron 1.200 raciones que fueron degustadas en los pabellones polideportivos correspondientes, en la fiestas que los concellos dedican a sus mayores.

La coincidencia de los primeros platos fue casi la única. En A Laracha el acto comenzó con una misa, tras las que intervino el alcalde, José Manuel López Varela, para informar de los servicios y actividades que prestan a los mayores de 65 años y anunció que habrá más excursiones, debido al éxito que tuvo la de la Sierra de Francia, con motivo de la hermandad, por las cerezas, con el Valle del Jerte.

En el caso larachés, además, los participantes pagaron 10 euros por cabeza, que solo cubre la mitad del cubierto. Tras el pulpo y la empanada hubo carne asada y tarta de Santiago, en tanto que los cercedenses optaron, como el año pasado, por el churrasco, la lambona y el queso.

Ladillo

Para bajar el menú, que en Cerceda es gratuito, hubo baile. Los laracheses danzaron al son de Acirema, y los cercedenses, de las canciones que interpretó el dúo formado por Camilo y Eva. En este caso la alegría fue más bien impostada, por cumplir, debido al fallecimiento del policía cercedense que fue arrollado en Carballo.

En lo que sí coincidieron los dos concellos fue en premiar a sus vecinos más longevos. Los cuatro son los mismos que el año pasado ya se llevaron los ramos y las figuritas conmemorativas y alguno de ellos ya acumula tres en su casa. La mayor del grupo es Jesusa Castiñeiras González, que el viernes cumplirá 101 años. Acudió bien arreglada y luciendo un hermoso collar de perlas. También de A Laracha es Jesús Fuente García, de 100 años, coqueto, con una gorra para disimular la falta de pelo. Mucho más jóvenes son los cercedenses. Carmen García Calvo, de 97 años, y Antonio Docampo Bello, de 94.

En la Costa da Morte ya se han celebrado otras fiestas de mayores y todavía quedan otras pendientes.