Buenas perspectivas para la leche

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CRÓNICA CIUDADANA

CARBALLO

24 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace tiempo que no se oye protestar a los ganaderos y eso siempre es buena señal. Como todos los sectores productivos, el agropecuario es dado a salir a la luz cuando las cosas vienen mal dadas, pero suelen ir a lo suyo y quedarse a la sombra de sus cuadras cuando la situación mejora. Nada hace pensar que haya llegado el tiempo de las vacas gordas, pero, desde luego, el de las flacas parece haber terminado.

El de la leche es un sector muy volátil, dependiente de mil cuestiones, desde el consumo de derivados en Rusia, hasta el precio de gasóleo en España o la calidad de la cosecha de soja en Estados Unidos. El final de las cuotas pilló al sector con el pie cambiado, sin mucha idea de lo que iba a ocurrir y el 2016 fue un desastre total. Como en toda crisis se hizo limpieza y los que se mantuvieron a flote consideran que este año será bueno. Son optimistas, uno adjetivo que no parece casar muy bien con los ganaderos, por lo menos últimamente.

En la historia reciente de la producción láctea gallega ha habido momentos realmente malos y la tranquilidad era muy necesaria. No se está viviendo una etapa de bonanza sino de respiro, lo que es mucho mejor, porque el sector es muy dado a echar las campanas al vuelo cuando hay beneficios y más de uno queda entrampado en su intento de crecer más que nadie.

El sector necesita mesura, adecuarse a la situación y echar para adelante con calma. También entre 36 y 40 céntimos por cada litro de leche, lo que permitiría ciertas ganancias para cuando lleguen los tiempos de restricciones, que todo el mundo sabe que acabarán llegando.

Pero lo que realmente precisan los ganaderos es una base sobre la que crecer que estaría hecha de una muy necesaria ordenación territorial para reducir costes y depender menos del precio que marquen las industrias.

También necesitan empresas dispuestas a invertir en productos con valor añadido y no simples envasadores de leche líquida, además de una sociedad concienciada e informada, que rechace un brick de leche por menos de 60 céntimos, y de una distribución responsable que deje de utilizar este producto de primera necesidad para atraer compradores.

En el momento que se cumplan todas estas premisas la leche dejará de ser un problema, aunque no hay que despreciar la importancia que puede tener el precio del combustible o de los piensos, pero eso ya forma parte de la actividad normal de un empresario, primera actividad de un ganadero. Seguirán quejándose, como todos, pero menos. A partir de entonces podrán protestar por las exigencias en bienestar animal y medidas medioambientales. Será mucho mejor.