Problemas

Susana Luaña Louzao
Susana Luaña EL MIRADOR

CARBALLO

17 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Siempre que conduzco por ciertas calles me acuerdo de esos problemas de la infancia en los que un coche salía de la localidad A y otro de B a una velocidad estable de 80 kilómetros por hora el primero y 40 el segundo, y había que averiguar en qué punto se encontraban. Ya entonces me preguntaba cómo era posible que un coche hiciese el recorrido siempre a la misma velocidad, y esa pregunta me vuelve a la cabeza a diario en ese tramo en el que es imposible avanzar sorteando semáforos, rotondas, pasos de peatones y fochancas.

Pero en realidad yo quería hablar de los problemas de la infancia. Si muchos recordamos el ejercicio del coche se debe a que se nos quedó grabado porque hacía referencia a una actividad, la de viajar, que formaba parte de nuestro día a día, de ahí que su resolución -con mayor o menor éxito dependiendo de la complejidad del planteamiento- nos motivase.

Pensé en ello cuando entrevisté al decano de Filosofía, José Miguel Sagüillo, y me reconoció que esta asignatura siempre se había enseñado mal, que había que planteársela a los alumnos pensando en los problemas éticos y vitales a los que se enfrentan a diario. Y también reflexioné sobre la enseñanza de las Matemáticas -esa odiada materia que no tiene la culpa de nada-, cuando leí sobre un proyecto de unos profesores que tratan de explicarla de una forma práctica y divertida.

No digo yo que en el Congreso no haya que discutir el modelo educativo, pero no sea que de tanto mirar el bosque del debate político nos olvidemos de contar los árboles, que a fin de cuentas, de sumar dos más dos van las mates.