Cruceiros que se utilizan para dejar objetos y recuerdos

toni silva / s. g. ABEGONDO, CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

SANTI GARRIDO

En Vizoño, en el Camiño inglés, y en Fisterra, la colocación de piedras o ropas es muy habitual

20 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Aún falta mucho para que la parroquia de Vizoño celebre sus fiestas patronales, allá por finales de junio. Pero en este rincón de Abegondo ya elucubran qué van a hacer con el cruceiro de San Pedro. Porque desde hace aproximadamente un año esta cruz de piedra se ha convertido en un punto donde los peregrinos del Camino Inglés dejan algo de sí mismos. La acumulación de objetos es de lo más variopinta, y nadie se atreve a tocar nada, por el halo religioso del lugar y la presencia de numerosas fotografías de familiares ya desaparecidos de los peregrinos. Aunque algo sí se toca. «Hai xente que deixa cuartos, pero ao día seguinte alí xa non están». Lo dice María Jesús, Chucha, una de las vecinas más cercanas a este punto del Camiño convertido ahora en tótem. Ella asegura que la moda es muy reciente, pero raro es el peregrino que no se para a dejar un trozo de sí mismo.

El catálogo de objetos depositados junto al cruceiro admite numerosas clasificaciones. Por un lado, están los complementos propios de los caminantes, como los palos de apoyo, conchas, pañuelos, calcetines o zapatillas (ayer incluso asomaba un calzoncillo). Por otro lado, abundan objetos religiosos, como estampitas o rosarios, y fotografías, especialmente de personas queridas de los peregrinos y muchas ya fallecidas. También hay objetos de difícil clasificación: un silbato, un cepillo de dientes, un diario, dibujos infantiles protegidos de la lluvia dentro de una bolsa transparente y herméticamente cerrada, una cuchara, una carcasa de teléfono móvil, un paquete de tabaco (¿promesa de dejar de fumar?), tarjetas de visita... Y también una nota escrita en inglés de una joven que se toma la decoración del cruceiro con cierto escepticismo: «No entiendo esto pero, ¿por qué no?». Y todos los objetos aderezados con muchas piedras de todos los tamaños, una costumbre muy popular a lo largo de las rutas jacobeas. En la mañana de ayer, 19 de diciembre, pasaba ante esta cruz especial Miguel Llop, un peregrino de 52 años que ya ha realizado todas las rutas posibles del Camino en Galicia. Este funcionario de Valencia asegura que es el primer cruceiro que se encuentra de esta guisa desde que salió de Ferrol el 16.

En el Camiño inglés no es tan frecuente, pero en el francés, sí, y desde hace muchos años. En todos sus puntos. También en la meta fisterrana, donde el situado en la punta del Cabo es lugar frecuente de depósito de todo tipo de objetos y recuerdos: desde piedras (esta fin de semana había decenas) hasta elementos del viaje o mensajes para personas ya desaparecidas, pasando por todo tipo de prendas de vestir. Una costumbre que ya no hay manera de eliminar.