Iker Sertucha: «La gran barrera para el discapacitado sigue siendo su inserción laboral»

Fernando Molezún A CORUÑA / LA VOZ

CARBALLO

PACO RODRÍGUEZ

El que hasta hora era representante de las personas sordas se pone al frente de Cermi

12 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

A Iker Sertucha se le conocía hasta ahora por ser el presidente de la Federación Gallega de Personas Sordas. Pero desde el pasado 29 de noviembre es presidente del Cermi, el Comité de Entidades Representantes de Personas con Discapacidad de Galicia, cargo que hasta ahora ocupaba Anxo Queiruga.

-¿Qué función tiene el Cermi?

-Se constituyó en 1998 por cuatro entidades, la Federación de Personas Sordas de Galicia, la ONCE, Cogami y Fademga. Se trataba aunar en una única postura las necesidades comunes de todas las discapacidades, encontrar una única voz para caminar en una misma dirección. Hoy en día somos ya diez entidades las que conformamos en Cermi. Asumir su presidencia, a nivel personal, supone un verdadero reto, porque después de cuatro años defendiendo los intereses y demandas del colectivo de personas sordas ahora la responsabilidad es representar al 92 % de las entidades relacionadas con la discapacidad.

-Entra en un terreno mucho más amplio.

-Hasta ahora yo era directamente beneficiado, como persona sorda, de la gestión que hacía en la Federación. No soy experto ni conozco tan en profundidad las necesidades de otros colectivos, sin embargo los objetivos y los retos que consigamos siempre beneficiarán también a nuestro colectivo. Por ejemplo, la Ley de Accesibilidad de Galicia, aprobada en el 2014, persigue eliminar las barreras para todos los colectivos y recoge que en el plazo de dos años debería materializarse en un plan concreto, cosa que no se ha hecho. Así que uno de mis retos como presidente de Cermi es conseguir que ese plan de accesibilidad se cumpla. Hay muchos temas transversales que afectan a todos los colectivos.

-La ministra de Empleo, Fátima Báñez, presumía hace pocos días de que desde el 2012 se han firmado alrededor de un millón de contratos laborales por parte de personas con discapacidad, lo que supone un récord.

-No es tan bonito como lo pintan. La inserción laboral sigue siendo la gran barrera del discapacitado. En la actualidad, según datos de la Fundación ONCE, el 74 % de la población con discapacidad en España no tiene un empleo. Es cierto que en los últimos años se han promovido una serie de incentivos y programas específicos desde la administración para fomentar la inserción, pero no se vuelcan todo lo que deberían. Cuando hablamos, por ejemplo de los fondos sociales europeos de aquí al 2020, no figuran en sus líneas prioritarias las personas con discapacidad. Hay líneas dirigidas a menores de 30 años o a personas que están en el umbral de la pobreza, pero la discapacidad, no. La situación no es para saltar de alegría. Y ya en la empresa ordinaria la cosa es todavía más compleja.

-El empleo al que optan, ¿es de calidad?

-Las condiciones laborales no son las óptimas, desde luego. Se preocupan de la inserción laboral, pero no de las condiciones en que se produce esa inserción. Conseguir un empleo de calidad con unas condiciones dignas es sin duda una de nuestras luchas prioritarias.

-¿Depende el acceso profesional de la formación?

-En parte sí. El porcentaje de personas sordas que acceden a carreras universitarias se calcula en tan solo un 1 %. Y en otras discapacidades cuentan también con sus restricciones en mayor o menor medida. Nosotros apostamos también, además de la académica, por la formación prelaboral. Pero el sistema educativo tiene muchas barreras. Existen programas de inclusión, se ha mejorado, sin duda, en este aspecto. Pero esta integración no es real y plena al cien por cien. Faltan recursos para conseguir esa equiparación total, que es nuestro objetivo.

-¿Y qué pueden hacer al respecto?

-En el Cermi tenemos una comisión de educación, pero es también un trabajo que debe desarrollar cada entidad. Como Cermi trabajamos más en el campo legal. No son iguales las necesidades en el terreno educativo de una persona sorda que las de otra con discapacidad física. El Cermi media en que las personas que puedan tener una dificultad en cualquier campo puedan tener una respuesta de la Administración.