El déficit de líneas de bus indigna a usuarios de todos los perfiles

Juan Ventura Lado Alvela
J. v. lado CEE / LA VOZ

CARBALLO

JORGE PARRI

Las localidades periféricas como Corme o Camariñas sufren más las carencias

05 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Para María Jesús Freire no hay decisión de la que se arrepienta más que la de dejar Londres, donde pasó 36 años emigrada, para regresar a Camariñas. Y buena parte de la culpa la tiene la falta de cosas esenciales como el transporte público. Un servicio que acumula quejas de usuarios de todos los perfiles casi en cualquier punto de la Costa da Morte y cuyas deficiencias, en cuanto líneas, frecuencias y horarios, se deja sentir especialmente en las localidades periféricas.

«Eu e máis o meu home, que xa hai uns anos que faleceu, traballamos toda a vida sen outra idea que a de mandar [dinero] para aquí. Agora teño un piso na Coruña que non vou nin a el porque non hai autobús para regresar. Só chega ata Vimianzo e despois un taxi cóbrache 18 euros ata Camariñas», explica la mujer, que hoy tiene una cita en el hospital de Cee y depende de su hermana para que la lleve. De ahí que haya iniciado una campaña de recogida de firmas -llevan ya bastantes más de 1.000- para denunciar la situación y pedir «non luxos, pero unha cousa razoable». Se muestra convencida de que ella misma, que solo estudió hasta los 14 años, sería capaz de organizar los autobuses mejor de lo que lo están en la actualidad, simplemente con conectar de forma adecuada las líneas que van a Cee con las que vienen de las ciudades. Advierte, además, que estas carencias afectan al turismo, a la economía y a la vida en general. «Non pode ser que no náutico os navegantes lle pregunten que bus poden coller para ir ata A Coruña ou a Santiago e lle teñan que dicir que non o hai», afirma.

Ángel Quintás vende cupones de la Once en Carballo y, salvo el único día que libra a la semana, se ve obligado a tomar el bus. Coge el de las 07.30 horas hasta Ponteceso y allí lo deja, porque esa línea va por Pazos, Malpica, Buño,... y, además de resultarle muy cara, no llegaría a Carballo hasta cerca de las 09.00. Enlaza con el que viene de Laxe y así, entre equilibrios, se va organizando para trabajar a diario.

«Non estamos servidos e, ademáis, sae carísimo: de Corme a Carballo, 5,50 e outro tanto volver», se queja Ángel, para quien la relación entre precio y calidad es «pésima». Detecta numerosas disfunciones. Por ejemplo, algunos de los trayectos a Corme solo se hacen si hay usuarios, con lo que los que están esperando por ese autocar para el regreso los días que no va nadie a la ida se quedan sin servicio.

Alba Mancebo, estudiante de en la Universidade de Santiago, dice que ella ya conoce «a moi pouca xente de Vimianzo que colla o bus». De hecho, entre los que acuden a las facultades de la capital de Galicia, lo que hacen es organizarse entre ellos en tandas e «ir no coche». Para bajar los viernes todavía tienen alguna opción, «aínda que cando eu comecei había outro bus máis no medio», pero en el regreso de los domingos, solo le queda la posibilidad de las siete menos cuarto, «que é moi mala hora porque sempre queres estar un pouco máis na casa». De ahí que conocidos suyos, de Muxía y otras zonas próximas, lo que hacen es venir en el bus los viernes «e os domingos lévanos os pais a Santiago».

No es el caso de todos, porque a Alberto Collazo, que estudia en A Coruña y se baja en la parada de A Hermida o en Baio, las frecuencias se le adaptan «bastante ben», pero sí reina un descontento bastante generalizado entre los universitarios.

Tampoco los colectivos empresariales y vecinales están muy satisfechos. Ramón Redonda, de O Rumbo de Sardiñeiro, explica que han solucionado con la empresa Autos Vázquez la carencia que tenían porque no les paraba en el pueblo el bus de las ocho menos cuarto, tan importante para acudir a los servicios del hospital. Sin embargo, cree que el transporte escolar se podría aprovechar bastante mejor y recalca que «a que máis o sofre é a xente maior, porque o que ten coche, máis ou menos, arránxase por si mesmo».

El secretario de Emprecor de Corcubión, Alfredo González, que hace unos meses reclamaba que al menos se reflejasen los horarios en las paradas, incide en que no se ha hecho nada y en que «hai unha falta de información e coordinación total, a xente está desprotexida de todo», porque ni siquiera los horarios más o menos estimados con los que se cuenta acaban cumpliéndose.