Comenzó el arreglo de dos cámaras en la torre de Hércules para eliminar las humedades y retirar cemento

CARBALLO

MARCOS MÍGUEZ

Las obras suponen afectarán a unos espacios en los que en el 2010 hubo desprendimientos

15 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El viento silbaba ayer en la entrada de la torre de Hércules. Era el causante de que los visitantes no pudieran subir hasta la terraza del emblemático monumento coruñés. En la parte alta de las escaleras, cerca ya de la cúpula de Gianini, sonaban golpes en el interior de la edificación. ¿Habrá algún fantasma ocupando la Torre? La explicación era más sencilla: han comenzado las obras de restauración de dos de las cámaras del bimilenario faro. Estas mejoras, puestas en marcha por el Ayuntamiento de A Coruña y el Ministerio de Fomento, tiene un presupuesto de 200.000 euros y las lleva a cabo la empresa Tomos. Conservación. Restauración. Arqueoloxía.

El diagnóstico

En un detalladísimo proyecto de casi 150 folios, los expertos de dicha firma describen la situación de las cámaras, una situada en la planta inferior del faro y la otra en la superior «del núcleo romano conservado». En ese documento se dice: «El diagnóstico sobre el estado de conservación de las cámaras se realizó en el año 2010. En la actualidad están cerradas al acceso del público porque se detectó la caída de alguna piedra procedente de las bóvedas, y en un caso, de un paramento».

De todos modos, los especialistas hicieron una nueva revisión antes de elaborar este informe y señalan que «no ha sido posible determinar de dónde han caído las piedras, ya que comparando las fotografías de las bóvedas en el 2010 y en este momento no se detectan cambios».

El tratamiento

Humedad interna y superficial, concentración de salitre, restos de cal y de cemento o alteraciones con pérdidas de material son algunas de las deficiencias a las que tendrán que hacer frente los especialistas que han empezado a trabajar en ambas cámaras.

Los responsables de esta intervención la resumen en dos grandes apartados, que serían la documentación y análisis de las dos cámaras y la conservación. La segunda está destinada a la preservación del monumento con la eliminación de sustancias ajenas al mismo y la reposición de los morteros de las juntas. Y la primera tarea permitirá identificar las patologías que sufren estas zonas de la Torre y «conocer las fases constructivas del monumento».

Esta restauración no afecta para nada a las numerosas visitas al monumento, que siguen su ritmo habitual, muchas de ellas pasando antes por el centro de interpretación en el que les aportan datos como el relativo al autor de la edificación, Gaio Sevio Lupo, al que el Gobierno municipal acaba de acordar dedicarle una calle: «Es realmente excepcional que conozcamos el nombre del arquitecto que se hizo cargo de las obras porque no suelen dejar constancia de ello, pero en este caso su memoria se mantuvo viva gracias a la inscripción, que se conservó y que se percibió como un signo irrefutable de su antigüedad».