Un monumento nacional a la espera de reparación

J. m. Sande MUROS / CORRESPONSAL

CARBALLO

Parte de la cubierta de la emblemática construcción tradicional se ha caído por falta de mantenimiento

23 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El hórreo de Carnota es una referencia en el municipio y en toda la Costa da Morte, así como el mayor reclamo turístico de la localidad. Junto a las singulares condiciones medioambientales que hay en este término, el hórreo, o cabaceira, como se denomina a este tipo de construcciones en la zona, es el principal foco de interés para cuantos transitan por el término. La simbología, su conservación y las condiciones arquitectónicas fueron los tres aspectos que motivaron la declaración de este elemento patrimonial como Monumento Nacional.

El hórreo de Carnota fue construido en dos fases, entre los años 1768 y 1783. En ese período se duplicó la amplitud del edificio, pues al principio tenía once pares de pies y ahora cuenta con veintidós, para alcanzar los 34,74 metros de largo por 1,90 metros de ancho. Esa ampliación se cree que fue debida a una rivalidad localista con la vecina parroquia de Lira, donde hay otro granero tradicional gallego similar: no en vano, fue hecho por el mismo maestro, Gregorio Quintela, con casi dos metros más de largo, aunque más estrecho.

La conservación de la también Cabaceira do Cura de Carnota es buena en lo que atañe a la sillería pétrea, con algunas erosiones y desgastes en las capas, debido a la diferencia de consistencia de la piedra y al uso dado a la misma, en especial en las proximidades de cada una de las tres entradas al interior. No obstante, la cubierta, con estructura de madera cubierta con teja del país, presenta una degradación manifiesta, que ha llevado ya al derrumbe completo de un tramo en el extremo derecho, y también a la existencia de varios huecos a causa de roturas, desprendimientos o desplazamientos de tejas sobre la cubierta.

La única obra de mantenimiento que se ha realizado en la construcción en los últimos años, y que es apreciable a simple vista, fue la reposición de las tres puertas, ya que las anteriores estaban deterioradas.

Convenio pendiente

El alcalde de Carnota, el nacionalista Ramón Noceda Caamaño, expresaba ayer su contrariedad por el deterioro que cada día es más apreciable en este emblemático bien, pero manifestaba la imposibilidad del Concello a intervenir al tratarse de un edificio privado, propiedad de la Iglesia.

El regidor local explicó en este sentido: «Hai xa máis de un ano estivemos no Arcebispado de Santiago para formular a posibilidade de establecer un convenio Concello-Igrexa, coa finalidade de rehabilitar, poñer en valor e promocionar turisticamente as casas reitorais de Carnota e de Lira, así coma os elementos que lles pertencen, coma son as hortas, as cabaceiras e os pombais. Nesa xuntanza tamén se falou da ampliación dalgún camposanto. O encontro foi moi cordial, pero dende aquela nada se fixo, nin ningún representante eclesiástico veu ao concello con propostas, tal como quedaramos».

En el pasado mes de abril, un representante del arzobispado, a preguntas de La Voz de Galicia, afirmó conocer el estado de deterioro que afectaba a la cubierta del hórreo y, por ello, informaba de que habían iniciado la petición de las licencias de obra a la Dirección Xeral de Patrimonio, por tratarse de un bien inventariado y ser precisa la autorización de dicho organismo para emprender cualquier tipo de actuación. No obstante, desde entonces nada ha trascendido sobre el otorgamiento o denegación de la licencia, así como de la intención de, al menos, poner coto al progresivo derrumbe de la cubierta, pues a juicio de algunos vecinos, «ese teito virase ao chan este inverno se antes non se actúa».