«El mal ejemplo de la rivalidad del fútbol se extendió a otros deportes»

Susana Luaña Louzao
susana luaña SANTIAGO / LA VOZ

CARBALLO

Álvaro Ballesteros

Los educadores, preocupados por la presión de los padres sobre niños y entrenadores

17 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Como miembro del grupo de investigación Stellae de la USC, entidad integrada en IRIS, que lucha contra la discriminación, el racismo y la violencia en el deporte base, Eulogio Pernas forma parte de los organizadores de un encuentro que ayer se clausuró en Santiago y al que acudieron representantes de toda Europa para disertar sobre la educación en el deporte, un campo apasionante porque como Pernas reconoce, «en cada país cambian mucho las circunstancias, en Finlandia preocupa la discriminación, pero en España preocupa la presión que los padres están ejerciendo sobre sus hijos y sobre los entrenadores». Esos y otros aspectos se trataron en las terceras jornadas de IRIS. Las primeras se celebraron en Bulgaria; después, en Finlandia, ahora Santiago y finalizarán en diciembre en Budapest. Al encuentro en Compostela acudieron, además de los miembros del grupo Stellae de la USC, representantes de otras entidades asociadas de Grecia, Bulgaria y Hungría, que contaron para ello con financiación de la Unión Europea a través del programa Erasmus +.

El objetivo de esta red de educadores es «promover la prevención de la violencia, el racismo y la intolerancia en el deporte a través de enfoques educativos innovadores». Para ello, IRIS cuenta con materiales como manuales relacionados con dibujos animados y aplicaciones on line a las que puede acceder cualquier persona interesada que se apunte a uno de los cursos gratuitos que organiza la entidad.

El campo de actuación de IRIS es la educación en el deporte base; es decir, para niños de 6 a 15 años. «Nuestro proyecto está pensado para profesores de Educación Física y para entrenadores de clubes, con el objetivo de formarles en la prevención del racismo y la violencia».

Padres fuera del campo

Visto desde fuera, uno podría ponerse en el difícil papel de un entrenador de un club deportivo al que, por un lado se le exigen unos resultados, pero por otro debe educar a los chicos en el compañerismo tratando de evitar la rivalidad. Sin embargo, Pernas asegura que el principal problema, al menos en Galicia y en España, no está en la figura del entrenador, sino en el papel de los padres, que cada día son más exigentes no solo con los resultados de sus hijos sino también con el trabajo del entrenador. «No detectamos problemas graves de violencia entre los chicos, de lo que se quejan los profesores, los entrenadores y el personal de los ayuntamientos con los que hablamos es del comportamiento de los padres. De ahí la necesidad de elaborar decálogos sobre el comportamiento de los espectadores, que sepan que en el deporte base lo más importante es que el niño se lo pase bien, no que gane o pierda, y que aprenda a respetar a los demás».

Detrás de esa presión de los padres pueden ocultarse aspectos psicológicos como una frustración personal que se procura compensar con los éxitos de los hijos. Sin descartarlo, y dejando claro que él no es un experto en la cuestión, Eulogio Pernas cree que la razón principal está en el mal ejemplo que el fútbol profesional, tan competitivo, da a otros deportes. «En el baloncesto, por ejemplo, y yo estoy hablando siempre del deporte base, no había esa competitividad, y ahora sí la hay». El problema es tan grave que algunas escuelas han llegado incluso a impedir el acceso de los padres a los entrenamientos. «En la parte positiva hemos de decir que la discriminación o falta de visibilidad que había antes del deporte femenino ya no existe; salvo casos aislados como el acoso a una mujer árbitro o situaciones parecidas, ahora hay un bum del deporte femenino en España que favorece la igualdad».

Y cada país es un mundo. En Finlandia, por ejemplo, preocupa la discriminación de los transexuales; en otros, el racismo...