«Como buen niño nacido en puerto de mar no me gusta nada la playa»

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

ana garcía

El endocrino disfruta de un merecido descanso en Laxe sin olvidarse de los libros

14 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Miembro de honor de la Sociedad Panamericana de Endocrinología, de México y de Argentina. Cofundador de la Sociedad Europea de Endocrinología. Formó parte nuclear del equipo que recibió el premio Nobel de Medicina, en 1977, reconocimiento que recayó en la figura de Andrew Schally por el descubrimiento de las acciones endocrinológicas y oncológicas de la somatostatina. Los recortes sanitarios lo obligaron, en contra de sus deseos, a jubilarse en el 2013. «Fue un 15 de mayo del 2013», matizó Antonio Gómez-Pan (Laxe, 1946). Este experto en endocrinología disfruta desde hace muchos años de las vacaciones en familia en su Laxe natal, aunque pasa gran parte del tiempo preparando conferencias y colaboraciones. «Creo en la atención al paciente y en la investigación para mejorar la calidad de vida de las personas, por eso siempre compaginé ambas facetas». Antonio Gómez-Pan fue, entre otros muchos cargos, jefe de servicio de Endocrinología del Hospital La Princesa de Madrid y es toda una autoridad mundial en la materia. Y aunque no sabe si médico se nace o se hace, Antonio Gómez-Pan aseguró: «Siempre quise ser médico, desde muy pequeño. Y fue así gracias a un médico que había en Baio, que me curó una dolencia de niño. Me fascinó sobre todo su trato humano y eso hizo que me decantara por la medicina».

-¿No es capaz de desconectar incluso ahora de vacaciones?

-Me gusta estar al día de todo lo que acontece. Leo todos los días diez periódicos. Me gusta estar informado de lo que sucede en la sociedad en general y, por supuesto de la medicina, que es un campo que me fascina incluso ahora que estoy jubilado.

-¿Suele venir muy a menudo a Laxe?

-Siempre que las obligaciones laborales de mi mujer nos lo permiten, venimos en Navidades, Semana Santa y agosto.

-¿Qué es lo que le gusta de Laxe?

-Su tranquilidad, el mar, poder pasear, el entorno. Aquí me relajo de verdad.

-Llegó a decir incluso que hasta su esposa lo nota más guapo cuando está aquí.

-Sí, fue en una entrevista a La Voz en la que dije que mi mujer me notaba más guapo, más sonriente y mas relajado cuando estaba en Laxe. Será verdad, porque yo no me noto diferente.

-¿Qué suele hacer un día normal?

-Tengo una especie de reloj en la cabeza que hace que me despierte, sí o sí, siempre en torno a las seis de la mañana. Dos minutos antes, dos minutos después. Pero en verano me levanto algo más tarde. Lo primero que hago es leer e informarme, luego preparar conferencias que tengo comprometidas y otros trabajos pendientes. Le voy a contar una cosa: le dedico ahora el mismo tiempo a los libros y a preparar temas de trabajo que cuando estudiaba la carrera de Medicina en Santiago. Cuando termino, suelo bajar a la calle sobre la una, una y media de la tarde, para tomar algo y estar con los amigos. He de reconocer que es algo que me apasiona: hablar con la gente, estar en contacto con los amigos, charlar, pasear, comer fuera y visitar esta comarca tan hermosa.

-¿Y la playa?

-Como buen niño nacido en puerto de mar no me gusta nada la playa. De hecho no sé nadar. No es algo que me fascine o me llame la atención. Al contrario que a mi mujer, que es de secano, y siempre que puede baja a la playa. Yo soy más de estar en una terraza.

-¿Mantiene algún tipo de contacto Andrew Schally?

-Sí. Es un hombre ya muy mayor pero muy sabio que, entre otras cosas, supo hacer partícipe a los suyos de sus éxitos. Cuando le comunicaron el premio me llamó rápidamente por teléfono y me dijo: «‘Ganamos el Nobel’». Eso demuestra su calidad como persona y como profesional.