«O meu, máis que unha fuga de cerebros, foi unha fuga de corazón»

Juan Ventura Lado Alvela
J. V. Lado CEE / LA VOZ

CARBALLO

XESÚS BÚA

El joven de Brens que se fue Inglaterra siguiendo a su novia dice que los británicos tampoco son ningún ejemplo en gestión de residuos

08 jun 2016 . Actualizado a las 07:47 h.

Después de la licenciatura, dos máster en la Universidade da Coruña, cuando estaba haciendo el doctorado en Química Ambiental, hace ahora unos cuatro años, su novia consiguió una beca para ir a Mánchester, donde ahora es profesora. Sin dudarlo demasiado, Márcos Vázquez Trillo cambió la ciudad herculina y Brens, de donde es su madre (su padre es de Porriño) por la húmeda y fría Inglaterra. «Non cría que existise un sitio no que chovese máis que aquí, pero haino», explica entre risas el joven que está pasando unos días en Brens.

Él también decidió probar suerte con una pequeña beca, de tres meses de estadía, «en parte tamén por ter a tese con mención internacional, aínda que había que redactar un parte en inglés e iso». Se fue y allí sigue junto a Alexandra después de tres años y medio. «Por iso sempre digo que o meu máis que unha fuga de cerebros foi unha fuga de corazón», explica con entusiasmo Marcos, que trabaja en una planta de tratamiento de residuos orgánicos y compostaje, «parecida a Nostián».

Es un empleo que le gusta, en el que se siente cómodo pero que también le ha servido para comprender que los ingleses en esta materia «tampouco son ningún exemplo a seguir». Dice que «apostan moito pola tecnoloxía», pero adolecen de los mismos vicios que en Galicia y «cando o residuo falla en orixe?». Eso sí, tuvieron el acierto de apostar por un «sistema bastante máis descentralizado de plantas pequenas», al estilo de la Lousame, que el especialista ceense califica de «marabillosa» porque «é a que máis recicla de España», gracias a que los concellos de Barbanza han creído en ella y apostado por la idea al margen de colores políticos. 

Compostaje descentralizado

En Inglaterra, sin embargo, percibe que se incinera «demasiado» y las soluciones que pronostica son las mismas que aquí y pasan porque la siguiente generación le dé un vuelco de concienciación a las familias porque «o sistema educativo é moi parecido e son os nenos que aprenden nos colexios os que acaban ensinando nas casas». Ya a nivel más técnico, el químico, que el día de la Xunqueira cumplirá 34 años, opina que lo ideal es decantarse «pola compostaxe descentralizada» en plantas «canto máis sinxelas mellor» porque «o demasiado tecnolóxico non funciona». El ejemplo lo tienen en la suya, que la han tenido que vaciar y modificar porque no resultaba efectiva.

Al margen del trabajo, que le ocupa «de seis da mañá a tres» y las comunicaciones, bastante buenas pese a que comparte el coche con Alexandra ya que ella dos días a la semana se desplaza una hora y cuarto para dar clase en otro sitio, llevan una vida más o menos confortable, con casa de alquiler propia, después de unos meses compartiéndola, «que está ben como experiencia, pero?»

En cualquier caso, «esperemos que o noso futuro non sexa alí», afirma Marcos para quien «unha das mellores cousas de estar fóra son os días libres para vir á casa ou dar unha volta a algún país de Europa». De hecho, él tiene cinco semanas de vacaciones y su novia, que trabaja en Educación, «non tantas como en España, pero ten bastantes», con lo que intentan volver a casa «cada dous-tres meses: no verán, no Nadal, e algunha vez máis así polo medio, como agora», detalla.

La tierra tira

En definitiva, que Inglaterra tienen buenos trabajos, probablemente mejores de los que encontrarían ahora mismo aquí, pero la tierra tira y esa humedad casi permanente de Mánchester tampoco ayuda a hacerle frente al deseo de regresar. «Gustaríanos volver, en principio o antes posible, pero tampouco temos excesiva présa, porque os compañeiros cos que falo ningún me di que as cousas vaian demasiado ben», concluye Marcos, que ve como las plantas de tratamiento exigidas por las normativas europeas siguen más en los papeles que en la realidad.