La proliferación de señales afea, asombra y desorienta al viajero

P. Blanco, J. V. Lado CARBALLO, CEE / LA VOZ

CARBALLO

La mezcla de cartelería privada con los demás indicadores es una de las causas que más despistan al viandante o conductor

28 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Ocasionalmente, surgen quejas por la falta de señalización para llegar a determinados puntos de la comarca, sobre todo aquellos más turísticos. Es algo que se puso de manifiesto, por ejemplo, en algún foro sobre el sector. No obstante, en algunas zonas de la Costa da Morte también se da una situación casi contraria: el exceso de indicadores que acaba reduciendo la visibilidad o la orientación, máxime para quienes no conocen el terreno. La cosa se agrava, además, si al lado de las señales oficiales, se instalan otras oficiosas, como ocurre en no pocas ocasiones a los márgenes del Camiño de Santiago, sin tener en cuenta la ley y con la connivencia de la vista gorda por parte de la Administración. En las zonas urbanas, estos indicadores hasta se mezclan con las señales de tráfico, con el consiguiente peligro.

Aunque no solo pasa en el Camiño. Hay otros ejemplos, como la proliferación de indicadores de espacios naturales y de negocios privados a unos cuantos kilómetros del faro Touriñán (se ve por ejemplo en el cruce de A Pereiriña hacia Lires y hacia Muxía), los hasta siete paneles informativos instalados en muy escasos metros en el paseo de Caión (aunque con el esfuerzo de integración ornamental con el entorno) e, incluso, la duplicidad palpable de indicadores, como ocurre en pleno Corcubión, donde dos señales, una encima de la otra, indican cómo llegar al mismo sitio.

Hay tramos de carreteras donde, a la hora de circular con el vehículo, el conductor también se topa con señalización vertical excesiva, más perjudicial que beneficiosa. A todo ello habría que sumar, de otra parte, aquellas indicaciones deterioradas por el paso de los años o totalmente inservibles para el uso concebido.