A Barca está muy cerca de la orilla

Xosé Ameixeiras
xosé ameixeiras CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

XESÚS BÚA

La Pedra de Abalar avanza medio metro cada día hacia su posición original

30 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Después de Amenofis III, en el 1450 antes de Cristo, Miguel Ángel López Marcos fue el único en hacer la proeza de levantar un coloso en la necrópolis de Luxor, en la orilla oeste del río Nilo. Se lo recordó bromeando un egipcio al arqueólogo soriano tras recuperar el monstruo de piedra de Memnon, de 15 metros de altura y 250 toneladas de peso. Desde hace una semana, López Marcos pone todo su oficio en otra obra colosal: la devolución de la Pedra de Abalar de Muxía a su lugar original, de donde fue desplazada por un temporal casi apocalíptico de enero del año pasado. La meta ya está más cerca. Solo faltan 90 interminables centímetros.

La tarea definitiva para llevar la que, según la leyenda, fue la barca en la que navegó la Virgen para llegar al Apóstol en Muxía, empezó el martes. El día anterior habían conseguido colocar en el atrio del santuario el trozo desgajado el 6 de enero del 2014. Los cuatro técnicos, con Miguel Ángel López al frente, estaban gozosos anteayer porque en la primera jornada avanzaron 50 centímetros hacia su objetivo, mucho más de lo esperado, aunque dice que no se ponen fechas. Ayer no tenían pensado trabajar porque los partes meteorológicos habían anunciado lluvia, pero en la Costa da Morte la naturaleza es imprevisible y regaló a Muxía una jornada seca. Así que a media tarde ya habían avanzado otros 60 centímetros. «Ya llevamos 1,10 metros recorridos», apuntaba el arqueólogo.

Una tarea delicada

Aun así, no está tan fácil la tarea. Ahora desplazan la mítica roca en dirección a la Pedra dos Cadrís, o sea, hacia el Oeste. El tramo que les falta por recorrer con la mole de 60 toneladas es de 50 centímetros, pero luego tendrán que variar rumbo y desplazar la gran plancha otros 40 en dirección a la ermita.

Los operarios de Terra-Arqueos, empresa que dirige Miguel Ángel López, lograron el martes superar una de las pruebas más difíciles, que era descabalgarla de la piedra madre.

Su labor es de orfebrería. Cada movimiento de la joya del santuario lítico de Muxía no supera los 5 centímetros, que pueden llegar a hacerse interminables dependiendo de la base por la que han de desplazar la piedra. «A veces, 5 centímetros pueden ser un mundo», apunta el arqueólogo. Es, por otra parte, la distancia que permiten recorrer los gatos hidráulicos, que aguantan hasta 15, pero los especialistas prefieren no forzarlos para no dañar los émbolos e ir sobre seguro. Y entre recorrido y recorrido hay que volver a montar el sistema.

López Marcos tiene mucho mundo y ha realizado grandes viajes a las entrañas de la historia. Es de Soria, pero ya se ha dejado contagiar de la sorna gallega. Por eso dice que una de sus grandes satisfacciones es contar con una gran cantidad y variedad de asesores. Decenas de turistas y vecinos no dudan día a día en aconsejar a los especialistas sobre las mejores opciones para llevar a cabo su trabajo, que es seguido con atención por el público. La frase más repetida que escuchan es «tiñan que...», mientras el Atlántico va y viene en su interminable baile de olas sobre las rocas próximas.

Ahora mismo no puede dar una fecha exacta sobre la terminación de las operaciones. «No nos ponemos metas», dice Miguel Ángel encima de las piedras de la punta de A Barca, con el faro Vilán al otro lado de la ría también vigilando sus evoluciones.

Su gran prueba de fuego será cuando coloquen la Pedra: ¿abalará de nuevo? Ya se verá.