La vista gorda mantiene perros en las playas contra las normas

J. Lado, T. Longueira, P. Blanco CEE, CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

José Manuel Casal

Las leyes y las ordenanzas que los excluyen de los arenales no se aplican

04 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El ejemplo de Ferrol, donde parte de la playa de Ponzos está habilitada para mascotas, parece que tardará en llegar a la Costa da Morte, donde, pese a las normativas que prohíben de manera generalizada los perros y otros animales de compañía en los arenales, su presencia es más que evidente. Tanto, que se suceden quejas al respecto, como las registradas esta semana en Carballo, y tanto los propios concellos como las policías locales admiten que, salvo situaciones de conflicto grave, se hace la vista gorda.

Casi todos los municipios cuentan con ordenanzas municipales al respecto desde principios de la década pasada y los que no, incluyen la prohibición en otros textos relativos a la seguridad o el ornato público. Además, como la mayoría están calcadas unas de otras registran los mismos vetos, las mismas excepciones -que prácticamente se ciñen a los perros lazarillos de los dependiente- y sanciones muy parecidas. En el caso de A Laracha, la normativa municipal reguladora de las conductas cívicas tipifica como falta leve acudir al arenal de Caión con un perro, durante el verano, con una multa de entre 50 y 400 euros. Si persiste la infracción y adquiere la categoría de grave, la multa puede alcanzar los 3.000 euros, para hay situaciones de reiteración unida a la peligrosidad, en la que las sanciones se elevan hasta los 15.000 euros.

También hay municipios en los que se establecen otro tipo de regulaciones con mayor nivel de definición. Es el caso de Carballo, donde la prohibición de los perros en las playas, además de en las áreas especialmente protegidas como dunas o marismas, se centra en los fines de semana, los festivos y la temporada estival que va de junio a septiembre.

Sin embargo, esto es lo que dicen los textos, la realidad va por caminos bien distintos y, en la práctica, resulta prácticamente imposible que en cualquier punto de la Costa da Morte se reciba una sanción por acudir con una mascota a la playa un día de entre semana en invierno.

Un policía de Cee explica que ellos actúan cuando se lo demanda algún particular porque se siente molestado por el animal o los animales de otros o cuando ven «que se trata dunha situación de perigo ou de incomodidade evidente» para el resto de usuarios, sobre todo con razas grandes. Por contra, eran más estrictos «cando Estorde tiña bandeira azul» porque los propios criterios de esa distinción ya se lo exigían.

Otro compañero suyo de Muxía detalla también la manera que tienen de actuar, conscientes de que en todos los arenales están prohibidas estas prácticas. «Como non hai carteis advertindo expresamente, nós o que facemos a primeira vez é avisar, porque tampouco sabes se a persoa é realmente consciente de que non se pode facer. Se accede a retiralo xa está e, senón, e cando sancionamos», explica.

Entre tanto, con kilómetros de arenales más que suficientes para la convivencia de todos, las Administraciones -en este caso las locales, aunque hay otras con competencias como Costas- siguen sin habilitar fórmulas, al estilo de la de Ferrol, para conjugar los intereses de todos.