Una revolución social y laboral en tiempos de elecciones

Xosé Ameixeiras
Xosé Ameixeiras ARA SOLIS

CARBALLO

21 abr 2015 . Actualizado a las 23:48 h.

El baile de la batata tiene un son pegadizo, de esos que tocaban al final de las verbenas cuando acababan a una hora prudente. En algunos países de Sudamérica incluso hay Fiesta de la Batata, como en Coristanco la Festa da Pataca. La impomoea batatas, comúnmente conocida como batata, ha venido a irrumpir en la campaña electoral en Coristanco para alegría del regidor, afligido en los últimos tiempos por más contenciosos que los que él seguramente deseaba. De la noche a la mañana, Termobiológicas llega al área norte la Costa da Morte con uno de esos proyectos que cualquier regidor soñaría. Capital yanqui, canadiense y árabe para ocupar miles de hectáreas de terreno para producir en bandejas la dichosa batata, también conocida como boniato, chaco, papa dulce o camote, un tubérculo que en algunos lugares del Planeta llevan 8.000 años cultivando y utilizándola para múltiples preparados gastronómicos, incluso para dulces, aunque por este rincón atlántico poco más que nos suene de verla citada en algunos textos de novelistas sudamericanos o en ciertos supermercados. De cumplirse las previsiones, Coristanco también podría tener su Festa da Batata. Llega una empresa y dice que producirá ingentes cantidades de boniato para la producción industrial de biocombustibles de alto octanaje con la previsión de contratación de unos 1.000 trabajadores. Parte de ellos operarán en una planta en el puerto exterior. Si la cosa no se hubiese puesto tan exquisita con el tema de operaciones judiciales como la Pokemon y similares y los temores que el peso de la Justicia ha inspirado en los mandatarios, sería una evidente mina de enchufes para los políticos locales o, lo que es lo mismo, un inagotable manantial de votos agradecidos. No obstante, el proyecto de Termo-biológicas, que está amparado en cláusulas de confidencialidad, aunque en Coristanco es imposible guardar un secreto, merece otro análisis más serio. En una comarca con más 11.000 parados, unos 36.500 emigrantes, con los índices de renta más bajos de Galicia, un envejecimiento alarmante y demás indicadores económicos y sociales que colocan este territorio en el furgón de cola, una iniciativa empresarial que propone un proyecto avalado por 22 patentes, viable desde el punto de vista medioambiental y que puede acabar con el 10 % del desempleo de Bergantiños llega como auténtica agua de mayo en una comarca lastrada por el desempleo y la fuga de su juventud en busca de vida digna. Todavía está en embrión, pero el proyecto de Termo-biológicas puede suponer una revolución laboral, económica y social si es que algo no la llega a torcer. Como se torció la fábrica de tubos y otras muchas oportunidades que a lo largo del tiempo fueron pasando y dejando este territorio a tojos y medio abandonado.

Acciones deplorables. Destrozan mobiliario en Verdes, roban azaleas y rododendros de los jardines públicos de Cee o despiezan construcciones del área de recreo de Pedra Vixía, un símbolo de la concordia y la solidaridad y un espacio natural que representa la conquista de un vecindario aplicado a labores comunitarias, al que además tres jubilados entregaron muchas horas de su tiempo para disfrute colectivo. Hay que tener el alma retorcida para hacer alguna de estas cosas. A los gobiernos locales se le exige que tengan los espacios públicos cuidados, pero los ciudadanos tienen que poner de su parte. Los pueblos se construyen entre todos.

Las pasiones que nublan la razón

Las pasiones son un cáncer para la razón, venía a decir el filósofo germano Kant. Estos días las pasiones están a flor de piel. El ruido en algunas reuniones de listas electorales alcanzó muchos decibelios. En algunas estuvo a punto de haber más que palabras y no acabaron a golpes de puro milagro. Ahí sí que estuvo a punto de ser vencida la razón. La lucha de egos y las aspiraciones no siempre están en consonancia con el espacio asignado en una papeleta, lo que da lugar a arrebatos y comportamientos desordenados poco edificantes y nada convenientes en quien pretende gestionar recursos públicos, gentes a las que, por lo general, habría que exigir comedimiento, ponderación y aplomo para afrontar las dificultades de un cargo público. Lo correcto en estos casos, como diría el sesudo prusiano, es actuar por deber y no por inclinación. Por lo que se ve, y oído el ruido de sables, comedimiento, poco. Más de uno se dejó llevar descaradamente por las inclinaciones más que por el deber. Nada extraño, por otra parte, y más en candidaturas de cierto relumbrón y con posibilidades de asentarse en cómodos sillones municipales o provinciales, pues por las que se repartirán las migajas electorales muy pocos pierden las energías. Se busca más las satisfacciones del poder que las que dan las aportaciones desinteresadas a la sociedad.